Sant Jordi y el dragón de amor


Había una vez en un reino lejano, un valiente caballero llamado Sant Jordi. Era conocido por su coraje y su bondad, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban.

Un día, el rey del reino le pidió que rescatara a la princesa Isadora, quien había sido capturada por un feroz dragón que vivía en las montañas. Sant Jordi partió hacia las montañas, decidido a cumplir su misión.

En el camino se encontró con un anciano sabio que le dio una espada mágica y le dijo: "Con esta espada podrás vencer al dragón, pero recuerda que la verdadera fuerza está en tu corazón". Al llegar a la cueva del dragón, Sant Jordi se preparó para la batalla.

El dragón salió rugiendo, escupiendo fuego y mostrando sus afilados dientes. Pero el caballero no retrocedió, recordando las palabras del anciano sabio y confiando en su valentía.

- ¡Fiera bestia! ¡Devuélveme a la princesa Isadora! -exclamó Sant Jordi mientras esgrimía su espada mágica. El combate fue arduo y difícil, pero finalmente Sant Jordi logró clavarle la espada al dragón en el pecho. El monstruo cayó al suelo con un estruendo y de su herida brotó sangre oscura.

- ¡Has sido vencido! -dijo Sant Jordi triunfante. Pero entonces algo inesperado ocurrió. De repente, la sangre del dragón comenzó a brillar con una luz dorada y se transformó en hermosas rosas rojas que perfumaron todo el lugar.

La princesa Isadora salió de detrás de unas rocas, sorprendida y emocionada por haber sido rescatada por tan valiente caballero. - ¡Oh noble Sant Jordi, gracias por salvarme! Eres realmente digno de admiración -dijo la princesa con gratitud.

Sant Jordi sonrió y le ofreció las rosas como muestra de amistad y cariño. Desde ese día en adelante, Sant Jordi se convirtió en el héroe más querido del reino.

Y cada año, en honor a su valentía y generosidad, se celebra el Día de Sant Jordi regalando rosas como símbolo de amor y libros como símbolo de sabiduría.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda: la verdadera fortaleza reside en nuestro interior y siempre debemos enfrentar nuestros miedos con coraje y bondad.

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