Santi y la lección de creatividad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Felicidad, un niño llamado Santi. Santi era un niño muy lindo, con ojos brillantes y una sonrisa que iluminaba a todos a su alrededor.

Pero Santi tenía un problema: le gustaba que todo le saliera perfecto, y cuando las cosas no salían como él esperaba, se frustraba mucho y se ponía muy triste. Un día, Santi decidió participar en la competencia de dibujo del pueblo.

Había estado practicando durante semanas y estaba seguro de que iba a ganar el primer premio.

Sin embargo, cuando llegó el día de la competencia y vio los dibujos de los demás niños, sintió que el suyo no era tan bueno como pensaba. Santi se puso muy triste y comenzó a llorar. Su mamá se acercó a consolarlo y le dijo: "Santi, lo importante no es ganar o ser el mejor en todo.

Lo importante es hacer lo mejor que puedas y disfrutar del proceso". Santi se secó las lágrimas y decidió seguir adelante con una actitud positiva. Se acercó al jurado con su dibujo en la mano y lo entregó con una sonrisa sincera.

Días después, se anunciaron los resultados de la competencia. El primer premio no fue para Santi, pero recibió una mención especial por su creatividad y dedicación. Santi estaba sorprendido pero feliz.

Se dio cuenta de que lo importante no era ganar a toda costa, sino hacer lo mejor que pudiera y disfrutar del arte de dibujar. Desde ese día, Santi aprendió a manejar sus emociones cuando las cosas no salían como esperaba.

Aprendió a valorar el esfuerzo propio por encima de los resultados finales.

Y así, Santi siguió creciendo en Villa Felicidad siendo un niño lindo tanto por fuera como por dentro, inspirando a otros niños a nunca darse por vencidos ante la adversidad y siempre dar lo mejor de sí mismos en todo lo que hicieran.

FIN.

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