Santi y los Dinosaurios Guardianes



Había una vez un niño llamado Santi, que siempre había soñado con conocer a los dinosaurios. Él sabía todo acerca de ellos: qué comían, cómo se movían y cuáles eran sus nombres.

Un día, mientras estaba en el parque, Santi encontró una extraña máquina del tiempo. Sin pensarlo dos veces, se subió a ella y apretó un botón que decía "Viaje al pasado". La máquina empezó a temblar y dar vueltas muy rápidas.

Cuando finalmente paró, Santi se dio cuenta de que había llegado al período Jurásico. Saliendo de la máquina, Santi observó maravillado el paisaje lleno de enormes árboles verdes y plantas prehistóricas gigantes. De repente escuchó un rugido fuerte que lo asustó mucho.

- ¡¿Qué fue eso? ! - preguntó Santi asustado. De entre los árboles salió corriendo un Tiranosaurio Rex enorme que hizo temblar la tierra con cada paso que daba.

- ¡Corre Santi! - gritaba su amigo el Triceratops mientras corría detrás de él para ayudarlo. Santi no dejaba de correr hasta llegar a una cueva donde pudo esconderse junto con su amigo Triceratops. Allí dentro pudieron respirar tranquilos por fin.

- Gracias por salvarme - dijo Santi jadeando por la carrera. - No hay problema amigo - respondió Triceratops sonriendo -. Pero tienes que tener más cuidado en este lugar peligroso lleno de dinosaurios feroces como ese T-Rex allá afuera.

- Lo tendré en cuenta - dijo Santi asintiendo con la cabeza -. Pero, ¿cómo puedo conocer a los dinosaurios sin correr peligro? - Hay una manera de hacerlo - respondió Triceratops -.

Si vienes conmigo al valle de los herbívoros, podrás conocer a muchos dinosaurios amigables que no te harán daño. Santi aceptó la invitación y juntos se dirigieron hacia el valle de los herbívoros. Allí conocieron a muchos dinosaurios pacíficos como el Brontosaurio, el Estegosaurio y el Diplodocus.

Santi estaba muy emocionado por haber conocido a sus amigos prehistóricos y se quedó allí durante varios días aprendiendo todo acerca de ellos. Pero un día, mientras caminaba por el valle, Santi se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.

Los herbívoros estaban inquietos y mirando hacia las montañas. Fue entonces cuando vio lo que causaba esa agitación: un grupo de cazadores humanos armados con rifles apuntando hacia los dinosaurios. - ¡No podemos dejar que eso suceda! - exclamó Santi indignado -.

Tenemos que hacer algo para protegerlos. Junto con Triceratops y otros amigos prehistóricos idearon un plan para distraer a los cazadores mientras llevaban a todos los herbívoros al otro lado del río donde estarían seguros.

El plan funcionó perfectamente gracias al valor y astucia de Santi y sus amigos prehistóricos. Los cazadores desistieron en su búsqueda después de varias horas infructuosas persiguiéndolos.

Finalmente, Santi se despidió de sus amigos prehistóricos y regresó a casa en la máquina del tiempo. Pero nunca olvidaría su aventura al pasado donde aprendió acerca de los dinosaurios, hizo nuevos amigos y demostró su valentía al salvarlos.

Desde ese día, Santi siguió amando a los dinosaurios y enseñando a todos lo importante que es proteger las especies animales en peligro de extinción.

FIN.

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