Santiago, el astronauta soñador



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina un niño llamado Santiago. Desde que era muy chico, a Santiago le fascinaba el espacio y soñaba con ser astronauta.

Pasaba horas mirando las estrellas desde su ventana y leyendo libros sobre planetas y galaxias. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Santiago vio un cartel que anunciaba un concurso de ciencias organizado por la NASA.

El premio era una visita al centro espacial para conocer a los astronautas y ver una lanzadera espacial en persona. Santiago no lo dudó ni un segundo y decidió participar en el concurso. - ¡Mamá, papá! ¡Tengo que inscribirme en este concurso! - gritó Santiago emocionado.

- ¿En serio? ¡Qué genial, hijo! Vamos a ayudarte a prepararte - respondieron sus padres orgullosos. Santiago se puso manos a la obra y pasó días enteros investigando, estudiando y preparando su proyecto científico sobre la vida en Marte.

Finalmente, llegó el día del concurso y Santiago estaba nervioso pero emocionado. El jurado quedó impresionado con la presentación de Santiago y anunciaron que él era el ganador del concurso. Todos aplaudieron y lo felicitaron mientras le entregaban el premio.

- ¡Felicidades, Santiago! Estamos muy orgullosos de ti - dijo su mamá abrazándolo fuerte. - Gracias mamá, gracias papá. ¡Estoy tan emocionado por esta oportunidad! - respondió Santiago con lágrimas de alegría en los ojos.

Pocos días después, Santiago viajó al centro espacial de la NASA donde cumplió su sueño de conocer a los astronautas y ver una lanzadera espacial en persona. Fue una experiencia inolvidable que marcó su vida para siempre.

A partir de ese momento, Santiago siguió estudiando duro para convertirse en astronauta. Se graduó como ingeniero aeroespacial y finalmente logró entrar al programa de entrenamiento de astronautas de la NASA.

Después de años de arduo trabajo y dedicación, llegó el gran día en el que Santiago volaría al espacio por primera vez. La emoción era indescriptible mientras se preparaba para despegar hacia lo desconocido.

"¡Santiago, te deseamos mucha suerte en esta misión! Estamos contigo siempre" - le dijeron sus padres visiblemente emocionados desde la sala de control. Con un rugido ensordecedor, la nave despegó hacia las estrellas llevando a bordo a un valiente astronauta llamado Santiago que nunca dejó de perseguir sus sueños.

Y así, volando entre planetas y constelaciones, demostró que cuando uno quiere algo con todo su corazón e trabaja duro por ello, nada es imposible.

FIN.

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