Santiago P y la Aventura de los Hipopótamos
Había una vez un pequeño explorador llamado Santiago P. que vivía en un hermoso pueblo rodeado de naturaleza. A Santiago le encantaba ser parte del mundo natural; le gustaban los colores del bosque, el canto de los pájaros, y sobre todo, sus amigos. Siempre llevaba consigo una mochila azul repleta de provisiones: su banano y papaya favoritos, y su kit de fogatas.
Un día, mientras exploraba el bosque con sus amigos Alicia, Agustín y Julieta, Santiago tuvo una idea brillante.
"¡Chicos! ¿Les gustaría hacer una fogata y contar historias sobre los animales?" - propuso Santiago con una sonrisa enorme.
"¡Sí! Yo sé muchas historias sobre hipopótamos!" - agregó Alicia, entusiasmada.
Juntos llegaron a un claro hermoso, donde un río serpenteaba entre los árboles. Santiago comenzó a recoger ramitas y hojas secas para armar la fogata.
Mientras trabajaban juntos, Agustín preguntó:
"¿Por qué te gustan tanto los hipopótamos Santiago?"
"Porque son animales fuertes y viven en el agua, ¡como los ríos que tanto amo! Además son muy divertidos, ¿no creen?" - respondió Santiago.
Cuando la fogata finalmente estuvo lista, Julieta trajo su guitarra y comenzaron a cantar canciones mientras compartían historias. Alicia tomó la palabra:
"¡Escuchen! Esta es la historia de Hipólito, el hipopótamo que soñaba con volar. Cada día soñaba que se deslizaba por entre las nubes. Pero un día decidió hacer un viaje a la montaña. Así que se armó de valor y comenzó su aventura."
Santiago estaba atrapado en la historia.
"¿Y qué pasó después?" - preguntó abrumado por la curiosidad.
Alicia sonrió, disfrutando la atención:
"Hipólito hizo amigos en el camino, como una sabia tortuga llamada Tomás que le enseñó a no rendirse y un pájaro llamado Pipo que le mostró cómo crear un paracaídas con hojas. Al final, ¡llegó a la cima de la montaña!"
Todos aplaudieron emocionados.
"¡Eso es increíble! Hipólito realmente demuestra que si creemos en nosotros mismos, ¡podemos lograr cualquier cosa!" - dijo Agustín, inspirándose.
Pero entonces, mientras la fogata chisporroteaba, Santiago se dio cuenta de que estaban cerca del río e hizo una pausa.
"¿Chicos, y si fuéramos a buscar hipopótamos en el río?"
Los ojos de Julieta brillaron de emoción:
"¡Sí! ¡Vamos a ver si podemos encontrar alguno!"
Juntos se apresuraron hacia el río. Al llegar, se quedaron asombrados al ver unas enormes sombras nadando bajo el agua. Eran hipopótamos de verdad.
"¡Miren! ¡Son más grandes de lo que pensé!" - exclamó Santiago.
Los hipopótamos, en lugar de asustarse, parecían curiosos. De repente, uno de ellos se acercó a la orilla y los miró.
"Hola pequeños exploradores, soy Hipó, el hipopótamo. ¿Qué hacen por aquí?" - dijo el hipopótamo con una voz profunda pero amable.
Los amigos se miraron boquiabiertos, ¡no podían creer que estaban hablando con un hipopótamo!"Estamos explorando y disfrutando de la naturaleza. Nos encanta tu hogar aquí en el río," - respondió Julieta, aún sorprendida.
Hipó sonrió:
"La naturaleza es un regalo. A veces, se olvida lo importante que es cuidarla. Pero juntos, podemos aprender a proteger nuestros hogares como yo protejo el río y el ecosistema que me rodea."
Santiago estaba intrigado:
"Nosotros queremos ayudar, ¿qué podemos hacer?"
Hipó pensó un momento antes de responder:
"Podrían comenzar con cosas sencillas, como no tirar basura, ayudar a sus vecinos a plantar árboles o incluso contarle a otros como yo estoy haciendo ahora. ¡El conocimiento es poder!"
Los cuatro amigos se miraron emocionados:
"¡Lo haremos! Somos pequeños exploradores y también queremos ayudar a cuidar la naturaleza," - exclamó Agustín.
Esa noche, mientras regresaban a casa, no solo habían aprendido sobre los hipopótamos, también habían decidido tomar una responsabilidad con el mundo que los rodeaba. Santiago sonrió al cerrar los ojos. Esa noche soñó con volar como Hipólito, mientras actuaba como un verdadero protector de la naturaleza.
Y así, la fogata no solo sirvió para contar historias, sino que encendió en ellos la chispa de la aventura por el cuidado del medio ambiente.
FIN.