Santiago y la estrella viajera
Santiago era un niño curioso y soñador de 7 años. Una noche, mientras dormía plácidamente en su cama con su pijama blanco decorado con estrellas azules, fue sorprendido por la llegada de pequeños marcianos a su habitación. Estos simpáticos seres lo invitaron a un emocionante viaje a su planeta. Sin dudarlo, Santiago aceptó y en un abrir y cerrar de ojos, se encontraba en Marte, rodeado de campos brillantes y coloridos.
Los pequeños marcianos mostraron a Santiago todos los lugares especiales de su planeta. Jugaron a saltar en la gravedad marciana, exploraron cuevas de cristal y se deslizaron por toboganes de arcoíris. Luego, compartieron una deliciosa merienda intergaláctica con frutas exóticas que brillaban como las estrellas.
De repente, Santiago se dio cuenta de que era hora de regresar a casa. Los marcianos lo acompañaron de vuelta a su habitación y le dieron un pequeño obsequio como recuerdo de su aventura: una estrella brillante guardada en un frasco. Al despertar, Santiago encontró el regalo en su mesita de luz. Aunque al principio le costó creerlo, pronto recordó cada momento mágico que vivió en Marte. Decidió cuidar la estrella con mucho cariño, sabiendo que en su interior guardaba la magia de su viaje inolvidable.
Desde ese día, Santiago miraba su estrella todas las noches antes de dormir, recordando la maravillosa aventura que vivió. Y, cada vez que miraba las estrellas en el cielo, sabía que, aunque estuvieran lejos, siempre tendría un pedacito del universo con él.
FIN.