Santiago y la Puerta del Tiempo
Había una vez un niño llamado Santiago, quien siempre soñaba con poder viajar en el tiempo para ayudar a los demás.
Desde muy pequeño, sentía una gran empatía por las personas que lo rodeaban y siempre buscaba maneras de hacerles la vida más fácil. Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, Santiago encontró una pequeña puerta escondida entre los árboles.
Sin pensarlo dos veces, decidió abrirla y descubrió un mundo mágico lleno de criaturas extraordinarias. En ese momento, apareció ante él el hada Delfina, quien le dijo: "Hola Santiago, he escuchado tus deseos y estoy aquí para cumplir tu sueño.
Te daré la capacidad de viajar en el tiempo y ayudar a quienes lo necesiten". Santiago no podía creerlo; estaba emocionado y agradecido al hada Delfina por cumplir su deseo más anhelado. Así que sin perder tiempo, comenzó su aventura en diferentes momentos históricos.
En su primer viaje al pasado, Santiago llegó a un pueblo donde todos estaban tristes porque no tenían suficiente comida para alimentarse. Él decidió enseñarles cómo cultivar sus propios alimentos de manera sostenible y así asegurarse de tener suficiente comida para todos.
En otro viaje al futuro, Santiago se encontró con un mundo contaminado donde los animales estaban en peligro de extinción debido a la falta de conciencia ambiental.
Decidió crear talleres educativos sobre reciclaje y cuidado del medio ambiente para que las personas aprendieran a proteger la naturaleza. Pero no todo fue fácil para Santiago. En uno de sus viajes, se encontró con un niño llamado Mateo que estaba siendo intimidado en la escuela.
Santiago decidió enfrentar a los bravucones y defender a su nuevo amigo. Aunque tuvo miedo, entendió que ayudar a los demás también significaba enfrentarse a situaciones difíciles. Con cada viaje en el tiempo, Santiago aprendía algo nuevo sobre la importancia de la empatía, el respeto y la solidaridad.
Pero también descubrió que no podía cambiar el pasado o el futuro por completo; solo podía dejar una pequeña semilla de ayuda y esperanza en cada lugar al que viajaba.
Después de muchas aventuras, Santiago regresó al bosque donde había encontrado la puerta mágica. Ahí estaba el hada Delfina esperándolo. —"Santiago" , dijo el hada, "has demostrado ser valiente y generoso en tus viajes en el tiempo.
Has dejado una huella positiva en cada lugar al que has ido". Santiago sonrió y le dio las gracias al hada Delfina por cumplir su sueño y enseñarle grandes lecciones de vida. Desde ese día, Santiago siguió ayudando a los demás desde su propia época.
Comenzó organizando campañas de donación para quienes más lo necesitaban, compartiendo su amor por la naturaleza con otros niños e inspirando a las personas con su historia.
Y así, Santiago demostró que no es necesario viajar en el tiempo para hacer del mundo un lugar mejor; solo se necesita voluntad y compasión para ayudar a los demás todos los días. Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero la magia de ayudar a los demás nunca se acaba.
FIN.