Santino y la Aventura del Jardín Mágico
Una mañana soleada, Santino, un niño alto y curioso de primaria, decidió explorar el jardín de su escuela. Estaba convencido de que había algo extraordinario escondido entre las flores y los árboles.
"Hoy es el día ideal para una aventura," se dijo a sí mismo mientras miraba el patio.
Santino caminó hacia el rincón más alejado del jardín, un lugar donde nunca había ido. Las flores parecían murmurarle al pasar, y los árboles, con sus ramas que se enredaban, parecían invitarlo a aventurarse más allá.
De repente, se detuvo al escuchar un suave susurro,
"¿Quieres conocer nuestro secreto?" era una voz pequeña que venía de detrás de un arbusto.
Con gran sorpresa, Santino vio salir a una atrevida ardilla que mantenía un brillo travieso en sus ojos.
"¡Hola! Yo soy Dalia. Este es un jardín mágico, y tú, Santino, tienes la curiosidad que se necesita para descubrirlo."
Santino, emocionado, preguntó:
"¿Mágico? ¿Qué significa eso?"
"Aquí las plantas hablan, y todos los animales tienen una historia que contar. Pero, para conocerlas, necesitas ser un buen oyente y aprender sobre el cuidado del entorno."
Intrigado, Santino siguió a Dalia mientras la ardilla le mostraba diferentes partes del jardín. Aprendió sobre las plantas que crecen en el bosque, cómo ayudar a las flores a florecer y por qué es importante proteger a los insectos.
"¿Ves esa mariposa?" dijo Dalia. "Es una indicadora de que el jardín está sano. Debemos cuidarla."
Santino se sintió muy motivado. Pensó que si el jardín era mágico, debía hacer su parte para proteger ese espacio especial. Juntos, comenzaron a recoger la basura que había en el suelo y a cuidar de las plantitas.
Los días pasaron y Santino se convirtió en un guardián del jardín. Sin embargo, un día llegó a la escuela una noticia alarmante.
"Un grupo de personas quiere construir un estacionamiento aquí, reemplazando nuestro jardín con cemento," le comentó su amigo Lucas un poco triste.
Santino frunció el ceño al escuchar eso. Pensó en todo lo que había aprendido, así que decidió actuar.
"¡No podemos dejar que eso pase! Necesitamos hacer algo."
Así que, Santino reunió a sus compañeros de clase.
"Chicos, si amamos este jardín, tenemos que defenderlo. ¿Quién quiere ayudarme a hacer carteles y hablar con los adultos?"
Todos le prestaron atención, y juntos crearon coloridos carteles con frases como “¡Salvemos el Jardín Mágico! ” y “¡El jardín es nuestro hogar! ”. Luego convocaron a una reunión en el centro de la plaza del barrio.
Santino, con una gran determinación, tomó el micrófono.
"Hola a todos, somos estudiantes de la escuela primaria. Queremos compartir con ustedes por qué este jardín es importante para nosotros y para todos los seres vivos que habitan aquí. ¡No dejemos que lo destruyan!"
Los adultos escucharon atentamente, algunos se emocionaron al recordar los momentos que habían pasado en ese jardín cuando eran niños. Finalmente, lograron que la comunidad se uniera y firmaran una petición para salvar el jardín.
Después de semanas de lucha, llegaron a un acuerdo con los responsables de la propuesta. El jardín sería preservado, y en su lugar, se construirá un parque.
"¡Lo hicimos!" gritó Lucas, abrazando a Santino.
Desde entonces, el jardín mágico se volvió aún más especial. Santino aprendió que la curiosidad, la pasión y el trabajo en equipo pueden hacer grandes cambios.
"Gracias, Dalia, por mostrarme la magia del jardín," dijo Santino mientras miraba a su alrededor, sintiéndose orgulloso de su pequeño rincón del mundo.
"Recuerda, Santino, la verdadera magia está en el cuidado y el amor que le damos a nuestro entorno," respondió Dalia con una sonrisa.
Y así, el jardín siguió siendo un lugar mágico, lleno de aventuras y aprendizaje, gracias a la valentía y curiosidad de un niño alto y su deseo de proteger lo que ama.
FIN.