Santino y su fiesta submarina


Había una vez un niño llamado Santino que cumplía tres años y le encantaban los animales marinos. Desde hacía semanas, Santino no paraba de hablar sobre su amor por los delfines, las tortugas y los peces de colores.

Por eso, sus papás decidieron organizarle una fiesta de cumpleaños muy especial en el acuario de la ciudad. Santino estaba emocionadísimo con la idea de poder celebrar su cumpleaños rodeado de todos sus amigos y sus animales preferidos.

Invitó a Mateo, Sofía, Valentina y Tomás a pasar un día increíble en el acuario. Todos aceptaron encantados la invitación. El día del cumpleaños llegó y el sol brillaba en lo alto.

Santino estaba vestido con una remera azul con dibujos de peces y un gorro de tiburón que le habían regalado sus abuelos. Sus amigos llegaron al acuario cargando regalos envueltos en papel brillante y sonrisas enormes. -¡Feliz cumpleaños, Santino! -gritaron todos al unísono apenas lo vieron.

-¡Gracias por venir! ¡Vamos a ver a los delfines primero! -dijo Santino emocionado. Los niños recorrieron el acuario maravillados por la belleza de cada especie marina que veían.

Se detuvieron frente al tanque gigante donde nadaban elegantes tiburones, coloridas mantarrayas y simpáticos caballitos de mar. -¡Miren qué lindo pez payaso! ¡Es como Nemo! -exclamó Valentina señalando uno que pasaba cerca del cristal. Santino sonrió feliz al ver que todos estaban disfrutando tanto como él.

Juntos rieron, aprendieron datos curiosos sobre los animales marinos e incluso se atrevieron a tocar algunas estrellas de mar en el tanque interactivo. Después de recorrer todo el acuario, llegó el momento más esperado: la presentación especial con los delfines.

Los niños se sentaron en las primeras filas y aplaudieron emocionados cuando los inteligentes mamíferos empezaron a hacer piruetas en el agua. De repente, durante la función, uno de los delfines dejó caer un juguete justo frente a Santino.

El niño lo recogió sorprendido y notó que era un pequeño llavero con forma de pez dorado. -¡Mira esto chicos! ¡Es para mí! -exclamó mostrándoles su regalo inesperado.

Todos sus amigos sonrieron felices por él y aplaudieron emocionados ante ese gesto tan tierno del delfín hacia Santino. Al terminar la función, salieron del acuario charlando animadamente sobre todo lo que habían visto y vivido ese día tan especial.

Caminando juntos hacia la salida, Mateo tomó la mano de Santino y dijo:-Gracias por invitarnos a tu fiesta, ¡fue increíble! Santino sonrió ampliamente sintiéndose muy feliz por haber compartido su pasión por los animales marinos con sus amigos.

Ese día descubrió que cuando se comparten gustos e intereses comunes con quienes nos rodean se fortalecen aún más los lazos de amistad. Y así terminó la inolvidable fiesta de cumpleaños en el acuario donde Santino celebró rodeado del cariño sincero de sus amigos queridos.

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