Santinoexe y la Lección de Amistad
Había una vez en un bosque encantado un ser extraño llamado Santino.exe. Era un hombre gigante, muy grande, y en lugar de piernas tenía patas de araña. Todos en el bosque le temían porque siempre se comportaba de manera malvada y hacía travesuras a los animales y a los árboles.
Un día, mientras Santino.exe paseaba por el bosque, escuchó un alboroto. Se acercó y vio a un pequeño grupo de animales organizando una fiesta para celebrar el cumpleaños de su amiga, la pequeña tortuga Lila.
"¿Qué hacen?", preguntó Santino.exe con una sonrisa siniestra.
"Estamos organizando una fiesta para Lila, es su cumpleaños!", respondió el conejo Ramón.
"¿Una fiesta? ¡Eso suena aburrido!", dijo Santino, frunciendo el ceño.
"¡No! , ¡va a ser divertidísima! Tú también podrías venir y sumarte. Podrías ayudarnos a hacerla más emocionante!", sugirió la ardilla Maia, con un tono optimista.
Santino.exe se rió y les dijo:
"¡Yo no podría! ¡Soy malo! ¡Mejor haré que su fiesta sea un desastre!"
Pero en el fondo, Santino sentía una extraña sensación. Nadie lo había invitado a una fiesta antes. Así que, aun con su fachada de malvado, decidió acechar a los animales y ver qué podían hacer.
Mientras los animales trabajaban incansablemente, Santino los observaba y se dio cuenta de lo felices que eran juntos, de cómo reían y hacían planes. Esto le hizo sentir algo que no había sentido en mucho tiempo: soledad.
Entonces, decidió darles una lección. Se acercó y, con un gran salto, hizo vibrar el suelo provocando que los animales se asustaran.
"¡Oigan, animales! ¡Voy a arruinar su fiesta!", rugió Santino.exe.
"¡No, por favor!", suplicó Maia. "¡Solo queremos divertirnos!"
"¡Sí! ¡No queremos problemas!", agregó Ramón, temblando de miedo.
Pero en ese momento, Lila la tortuga, que había sido la más callada del grupo, dio un paso adelante.
"Santino.exe, ¿por qué quieres arruinar nuestra fiesta?"
Santino.exe quedó sorprendido al escuchar la voz suave de Lila.
"Porque soy malo, y así me divierto", respondió con rencor.
"Quizás no lo necesites. ¿Qué te haría feliz en lugar de arruinarnos la fiesta?", preguntó Lila.
Santino.exe se quedó quieto, pensativo. Nadie nunca le había preguntado eso.
"No sé... quizás ser parte de algo, alguna vez", admitió con voz apagada.
La ternura de Lila trajo un cambio en Santino.
"¡Podés venir a la fiesta!" - dijo ella emocionada. "Si querés, podés ayudarnos!"
Santino.exe miró a los animales que lo rodeaban. Temía que se rieran de él, pero en su corazón sentía la necesidad de pertenecer.
"¿De verdad? ¿Podría ayudar?", preguntó inseguro.
Los animales asintieron con entusiasmo.
"¡Sí! ¡Queremos que te unas a nosotros!"
Con un gran esfuerzo, Santino se acercó. Junto a ellos comenzó a colaborar, usando sus patas de araña para colgar decoraciones y preparar la merienda. Para su sorpresa, comenzó a disfrutar de la compañía de los animales.
La fiesta fue un éxito total. Santino, ahora rodeado de nuevos amigos, se sintió por primera vez aceptado. Cuando llegó el momento de cortar el pastel, todos gritaron:
"¡Feliz cumpleaños, Lila!"
Y, a través de una sonrisa, Lila se acercó a Santino y le dijo:
"Gracias por ayudarme. Creo que tenés un gran corazón escondido dentro tuyo."
Desde ese día, Santino.exe pasó de ser un ser malvado a un amigo valioso del bosque. Aprendió que la amabilidad y la amistad eran mucho más gratificantes que la soledad.
Y así, el bosque vio renacer a Santino, quien, siempre recordaría que se puede cambiar y que lo más bello en el mundo era tener amigos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.