Santy y el lobo mentiroso



Había una vez en una hermosa aldea en las afueras de la ciudad, un niño llamado Santy, que era el encargado de cuidar las ovejas del pueblo. Todos los días, él las llevaba a pastar por los verdes prados cercanos, donde ellas podían comer y jugar libremente. Santy siempre disfrutaba de su labor, pero a veces, le gustaba hacer travesuras.

Un día, mientras las ovejas pacían tranquilamente, a Santy se le ocurrió gastarles una broma a los habitantes del pueblo. Corrió hacia el pueblo gritando "¡Lobo, lobo! ¡El lobo está atacando a las ovejas!". Los aldeanos, alarmados por el grito de Santy, salieron corriendo de sus casas con palos y rastrillos para ayudar a Santy a cuidar a las ovejas. Pero cuando llegaron al prado, no encontraron ningún rastro de lobo. Santy se rió a carcajadas, disfrutando de la broma que les había jugado. Al principio, los aldeanos también rieron, pero luego se sintieron engañados y le advirtieron a Santy que no mintiera sobre algo tan serio. Santy se disculpó y prometió no volver a hacerlo.

Pero, pasados unos días, Santy volvió a sentir la tentación de gastarles otra broma a los aldeanos. Esta vez, montó el mismo juego: corrió al pueblo gritando "¡Lobo, lobo! ¡El lobo está atacando a las ovejas!". Otra vez, los aldeanos acudieron en su ayuda, pero al llegar al prado, volvieron a descubrir que no había rastro de lobo. Santy se rió una vez más, pero esta vez, los aldeanos no encontraron gracia en su broma.

Poco tiempo después, un día mientras las ovejas pastaban, apareció de repente un lobo de entre los árboles. Santy gritó con todas sus fuerzas, pero esta vez, nadie vino en su ayuda. Los aldeanos, cansados de sus mentiras, no le creyeron. El lobo se acercó peligrosamente a las ovejas, pero Santy, esta vez sin bromear, corrió al pueblo y pidió auxilio a gritos. Pero ya era tarde, el lobo había atacado al rebaño, y Santy entendió que su mentira le había jugado una mala pasada. A partir de ese día, Santy aprendió que mentir no era una broma, y que la confianza de los demás es un tesoro que se debe cuidar con mucho esmero. A partir de ese día, Santy cuidó a las ovejas con responsabilidad y honestidad, ganándose nuevamente la confianza de los aldeanos y aprendiendo que las mentiras pueden tener consecuencias muy serias.

FIN.

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