Sapo Temblor y el Viaje a la Amistad
Había una vez en un tranquilo estanque de Brasil un sapo llamado Temblor. No era un sapo como los demás; su piel era de un color marrón desgastado y tenía manchas extrañas que lo hacían parecer un poco extraño. A menudo, los otros sapos lo miraban con curiosidad y murmuraban:
"Mirá a Temblor, es el sapo más feo que hemos visto".
"No te acerques, podría traernos mala suerte".
Temblor, aunque un poco triste, nunca dejó que eso lo afectara. Siempre había sido un sapo optimista y le encantaba cantar canciones en las noches estrelladas.
Una mañana, mientras Temblor paseaba por la orilla del estanque, escuchó un gran alboroto. Se acercó y vio a un grupo de sapos reunidos, muy preocupados.
"¿Qué pasa?" - preguntó Temblor.
"El río se ha desbordado y ha inundado nuestra casa. ¡No sabemos qué hacer!" - dijo una sapita llamada Lili, llorando.
Temblor sintió una chispa de valentía.
"Podemos trabajar juntos. Les puedo ayudar a encontrar un lugar seguro y construir un nuevo hogar".
Los sapos lo miraron, algo escépticos:
"¿Tú? Pero eres… diferente".
"A veces son las diferencias las que nos hacen más fuertes, confíen en mí".
Después de un momento, Lili decidió darle una oportunidad y le dijo:
"Está bien, vamos a intentarlo, Temblor".
Empezaron a organizar a los sapos y Temblor propuso:
"Si seguimos el sendero del río, podemos encontrar un lugar más alto y seco".
Los sapos, aunque dudosos, lo siguieron. En el camino, Temblor usó su ingenio.
"Aquí, un tronco puede servirnos de puente".
"Miren esa cueva, puede ser un buen refugio".
Con cada paso, los sapos comenzaron a ver a Temblor de una manera diferente.
"Quizás no sea tan feo después de todo…"
"Es valiente y muy inteligente".
Finalmente, encontraron una colina bellamente verde y, con la ayuda de todos, comenzaron a construir un nuevo hogar.
"¡Este lugar es perfecto!" - exclamó Lili.
"Gracias, Temblor, sin ti no lo hubiéramos logrado".
Con el tiempo, los sapos no solo encontraron un nuevo hogar, sino también un nuevo entendimiento y amistad.
Así, todas las noches, Temblor cantaba para todos y los sapos aprendieron a apreciar su música y su compañía.
"Nunca más juzguemos a alguien por su apariencia" - dijo Lili una noche.
"Sí, a veces las cosas más bellas vienen envueltas en una apariencia inesperada" - añadió uno de los sapos.
Desde entonces, Temblor no fue solo el sapo feo; fue el sapo valiente, el sapo sabio, el líder que mostró que la verdadera belleza reside en el corazón.
Y así, en el nuevo hogar, todos los sapos celebraron la diversidad y la amistad, recordando siempre que en la unión hay fuerza.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.