Sara y el Poder de la Amistad



Era un día soleado en el colegio San Martín, donde Sara, una niña de 12 años, iba todos los días con la esperanza de que las cosas fueran un poco diferentes. Desde hace un tiempo, había empezado a ser víctima de bullying por parte de un grupo de chicos que siempre la miraban mal y se reían de ella. A pesar de lo difícil que le resultaba, Sara intentaba sonreír y no dejar que eso la afectara demasiado.

Un día, mientras caminaba hacia el colegio, justo cuando pensaba que no podría soportar más lo que le decían, se sentó en un banco del parque cercano.

"¿Por qué no pueden dejarme en paz?", murmuró Sara, sintiéndose más sola que nunca.

En ese momento, se acercó Valentina, una amiga de la infancia que la conocía muy bien.

"Hola, Sara. ¿Qué te pasa? Te veo triste."

"Nada, Valen. Solo cosas del cole… los chicos no paran de hacerme bullying."

"No deberías dejar que eso te afecte tanto. ¿Y si hacemos algo para que esas cosas paren?"

Sara levantó la vista, intrigada.

"¿Cómo qué?"

"Podríamos hacer un club de amigos. Invitar a otros chicos que también sientan que no encajan. Tal vez así, nos apoyemos unos a otros y los otros chicos se den cuenta de que no se puede hacer bullying."

Sara pensó por un momento en la propuesta. Podría ser una buena idea, algo que podría cambiar las cosas.

"Tenés razón, Valen. ¡Hagámoslo!"

Esa misma tarde, Valentina y Sara comenzaron a hablar con otros compañeros. Para su sorpresa, muchos compartían experiencias similares y también querían ser parte del club. Así empezó la historia del "Club de la Buena Onda".

El primer día del club, lleno de energía y entusiasmo, se reunieron en el parque cerca del colegio.

"¡Bienvenidos al Club de la Buena Onda!", exclamó Sara con una gran sonrisa.

"Hoy vamos a compartir nuestras historias", propuso Valentina.

Uno a uno, comenzaron a contar sus experiencias. Desde las bromas pesadas hasta los comentarios hirientes. Pero lo más sorprendente fue que también compartieron cuentos sobre los momentos en que se sentían felices y seguros.

"Yo también fui víctima de bullying en segundo grado", dijo un chico llamado Lucas. "Pero aprendí que siempre hay alguien que te puede ayudar si hablas."

- “Yo tengo una hermana que estudia en el secundario, ella me dice que ser diferente es lo que nos hace únicos”, agregó María.

Con cada historia, el grupo se unía más y más. Juntos decidieron que no dejarían que el bullying les arruinara la vida.

Al cabo de unas semanas, los chicos empezaron a darse cuenta de que antes se comportaban mal. En vez de seguir con las burlas, algunos se acercaron a Sara para disculparse.

"Sara, siento mucho lo que he hecho. No quiero seguir lastimándote", dijo Tomás, uno de los chicos que la molestaba.

Sara quedó...

"Gracias, Tomás, aprecio tu sinceridad. Todos podemos aprender de nuestros errores y cambiar, ¿no?"

Esperanzada, comenzó a hablar con él. Y, poco a poco, el grupo más amplio de chicos comenzó a notar el cambio.

El Club de la Buena Onda creció y se volvió un ejemplo en la escuela. Organizaron charlas con los profesores y actividades donde todos podían participar, sin importar si eran víctimas o no.

Un día, el director les pidió que compartieran su experiencia en la reunión de padres.

"Queremos mostrarles a todos que la amistad es más fuerte que el bullying", dijo Valentina, mirando a su amiga con admiración.

Cuando terminó la reunión, muchos padres fueron a felicitarlas, y algunos incluso se ofrecieron a ayudar en futuras actividades.

Al final del año escolar, Sara ya no era la misma de antes. Había aprendido a valorarse a sí misma, a encontrar alegría en sus amigos y a ser fuerte ante las adversidades. El bullying se había transformado en un esfuerzo colectivo por la inclusión en su colegio.

"Gracias, Valen. Sin vos, esto no hubiera sido posible", le dijo Sara en un momento de reflexión.

"No, Sara. Esto lo hicimos juntas y es sólo el comienzo. Siempre hay poder en la amistad y en apoyarnos entre todos", respondió con una sonrisa.

Y así, Sara no solo encontró amistad; también descubrió todo un mundo de posibilidades. Juntas habían cambiado la historia de su colegio y enseñado que la bondad y la empatía pueden vencer cualquier tipo de adversidad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!