Sara y la brigada ecoamigable



En un colegio muy especial, había una niña llamada Sara que siempre estaba preocupada por el medio ambiente.

Todos los días veía cómo sus compañeros botaban la basura por cualquier lado, sin importarles el daño que estaban causando a la naturaleza. Un día, cansada de ver esa situación, decidió hablar con sus amigos para darles algunas recomendaciones y enseñarles la importancia de cuidar el planeta.

Se reunió con ellos en el patio del colegio y les dijo:- Chicos, ¿se han dado cuenta de la cantidad de basura que estamos generando y cómo está afectando a nuestro entorno? Es hora de tomar conciencia y empezar a hacer algo al respecto.

Sus amigos la escucharon atentamente, pero algunos no parecían convencidos. Uno de ellos dijo:- ¿Y qué podemos hacer nosotros para cambiar eso? Sara sonrió y les explicó:- Podemos empezar por algo sencillo pero muy importante: botar la basura en su lugar correspondiente.

En el colegio hay contenedores para residuos orgánicos e inorgánicos, debemos usarlos correctamente. Los amigos asintieron con curiosidad y decidieron seguir las recomendaciones de Sara. Durante unos días, se esforzaron por botar la basura en los contenedores adecuados y mantener limpio el colegio.

Pero un día, cuando Sara llegó al colegio temprano, se encontró con una sorpresa desagradable: todo estaba lleno de basura nuevamente. Se acercó a sus amigos con tristeza y les preguntó qué había pasado. - No sé qué pasó, Sara.

Parece que alguien ha vuelto a botar la basura por cualquier lado -dijo uno de sus compañeros. Sara se sintió desanimada, pero luego recordó algo importante: nunca rendirse ante las dificultades.

Decidió investigar lo que estaba sucediendo y descubrió que habían visto a un grupo de niños más pequeños tirando papeles al suelo sin darse cuenta del daño que causaban. Entonces tuvo una idea brillante.

Reunió a sus amigos y les propuso organizar una campaña educativa sobre el cuidado del medio ambiente para los niños más pequeños del colegio. Prepararon carteles coloridos, juegos didácticos y charlas informativas para concientizar sobre la importancia de mantener limpio nuestro entorno.

La campaña fue todo un éxito y los niños más pequeños aprendieron rápidamente la lección gracias al esfuerzo conjunto de Sara y sus amigos. Desde ese día, el colegio se mantuvo limpio y ordenado gracias al compromiso de todos los estudiantes.

Sara se sintió feliz al ver cómo juntos habían logrado generar un cambio positivo en su entorno. Comprendieron que cuidar el planeta era responsabilidad de todos y que cada pequeña acción hacía la diferencia.

Y así, entre risas y abrazos, Sara y sus amigos siguieron trabajando juntos para crear un mundo mejor para todos. Porque sabían que cuando nos unimos por una causa noble como cuidar nuestro hogar común, nada es imposible.

FIN.

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