Sara y la caja mágica de emociones
Sara era una ardilla curiosa y alegre que vivía en un hermoso bosque. Un día, mientras exploraba, encontró una caja mágica de emociones.
Esta caja era especial, porque cada vez que Sara se sentía feliz, brillaba con luces doradas y llenaba el aire de risas. Pero cuando estaba triste, la caja emitía suaves notas de piano que la reconfortaban. Sara cuidaba de su caja mágica con mucho amor y atención.
Un día, su amigo Pedro el conejo tuvo un mal día. Pedro estaba triste porque había perdido su zanahoria favorita. Sara se acercó a su amigo y le mostró la caja mágica. '¡Mira, Pedro! Esta caja siempre me ayuda a sentirme mejor cuando estoy triste.
Quiero que la uses para que te sientas contento de nuevo', dijo Sara. Pedro dudaba al principio, pero Sara le explicó cómo funcionaba la caja y le enseñó a conectar su corazón con la magia de las emociones.
Con un poco de esfuerzo, Pedro logró encender las luces doradas de la caja mágica y su tristeza comenzó a desvanecerse. ¡Estaba funcionando! A partir de ese día, Pedro aprendió a manejar sus emociones con la ayuda de la caja mágica.
Juntos, Sara y Pedro enseñaron a sus amigos del bosque a expresar sus sentimientos y a no tener miedo de pedir ayuda.
La caja mágica se convirtió en un símbolo de amor y apoyo en el bosque, recordándoles que está bien sentirse triste de vez en cuando, y que siempre hay una luz dorada esperando para brillar. La magia de las emociones unió a todos los habitantes del bosque, creando un lugar donde cada sentimiento era bienvenido y aceptado.
FIN.