Sarita en el país de nunca jamás
Sarita era una niña curiosa y aventurera que siempre soñaba con lugares mágicos. Un día, mientras jugaba en el patio de su casa, encontró una vieja puerta oculta detrás de unos arbustos.
Sin dudarlo, decidió abrirla y, para su sorpresa, se encontró en el país de nunca jamás. Todo era diferente en este lugar: los árboles tenían formas extrañas, los colores eran más brillantes y el aire olía a dulces. Sarita estaba emocionada y dispuesta a explorar.
-¿Dónde estoy? ¡Esto es increíble! - exclamó Sarita, asombrada por la belleza del lugar. De repente, un conejo blanco pasó corriendo a su lado. -¡Espera! ¡No te vayas! - gritó Sarita, persiguiendo al conejo hasta que llegaron a un claro en el bosque.
En ese momento, el conejo se detuvo y le dijo: -¡Bienvenida al país de nunca jamás, donde los sueños se hacen realidad! ¿Quieres acompañarme al castillo del rey de los sueños? Allí podrás descubrir los secretos de este mágico lugar.
Emocionada, Sarita aceptó la invitación y juntos emprendieron el viaje hacia el castillo. En el camino, Sarita conoció a personajes fascinantes como el hada de la alegría, el zorro parlanchín y el árbol sabio.
Cada uno de ellos le enseñó lecciones valiosas sobre la importancia de la amistad, la valentía y la imaginación. Finalmente, llegaron al imponente castillo, donde el rey de los sueños los recibió con una gran sonrisa.
-¡Sarita, has demostrado ser una niña especial! En este lugar, tus sueños pueden convertirse en realidad si aprendes a creer en ti misma y a nunca perder la capacidad de maravillarte con las pequeñas cosas -le dijo el rey.
Sarita comprendió que en el país de nunca jamás, la magia no venía de los lugares, sino de su propio corazón. Llena de conocimientos y emociones, Sarita regresó a su hogar, lista para compartir la magia de nunca jamás con el mundo real.
FIN.