Sasa y la Sabiduría de Salomé



En la vasta sabana, donde el sol brillaba intensamente y el viento soplaba suavemente, vivía la serpiente Sasa. A menudo, Sasa se sentaba sobre una roca calientita y observaba cómo los leones majestuosamente corrían, las cebras relucían con sus rayas y las jirafas se movían con gracia. Sin embargo, Sasa no podía hacer nada de eso. Ella era una serpiente sin huesos y se sentía triste por no poder ser rápida ni ágil como sus amigos.

Un día, mientras soñaba con ser una serpiente velocísima, decidió visitar a la sabia señora elefante Salomé, conocida por sus trucos de magia. Salomé vivía cerca de un gran baobab, y Sasa sabía que allí podría encontrar la solución a su tristeza.

Cuando Sasa llegó, Salomé la recibió con una sonrisa ancha. "¡Hola, Sasa! ¿Qué te trae por aquí, pequeña serpiente?"- preguntó la elefante con su voz profunda.

"¡Salomé! Estoy cansada de ser lenta y triste. Quisiera ser rápida y ágil como los leones, las cebras y las jirafas. ¿Podés hacerme un truco de magia para convertirme en una serpiente rápida?"- Sasa solicitó, esperanzada.

La señora elefante pensó un momento y dijo: "Claro que puedo intentar hacerlo, pero antes, debo mostrarte algo muy especial"-.

Entonces, Salomé llevó a Sasa a un claro cercano donde había un grupo de animales jugando felices. Había una tortuga llamada Tula, que despacio pero con determinación, avanzaba hacia la meta de una carrera. "¡Vamos, Tula!"- gritó la tortuga, mientras se esforzaba cada vez más.

"¿Por qué no corremos?"- preguntó Sasa, confundida.

"Porque cada uno tiene su propio ritmo y habilidades. ¿Ves esa tortuga? Es lenta, pero muy persistente. No importa la velocidad, sino la determinación y el esfuerzo. Todos somos especiales a nuestra manera"- explicó Salomé.

Sasa observó la carrera de Tula y se dio cuenta de que la tortuga, aunque no corría rápido, lograba terminar su recorrido. Se sintió algo iluminada por las palabras de Salomé, sin embargo, seguía deseando esa agilidad.

"Entiendo, pero... yo aún quiero ser rápida, Salomé. ¿Podrías hacerme ese truco de magia?"- insistió Sasa.

Con una sonrisa amable, Salomé respondió: "Tal vez no necesites magia. ¿Por qué no intentás ver la sabana desde otra perspectiva?"-

Intrigada, Sasa preguntó: "¿A qué te referís?"-

"Podés ser astuta y utilizar tu cuerpo de una manera diferente. Los leones son rápidos, pero tu movimiento sigiloso y elegante puede sorprender a muchos. Con tu habilidad para deslizarte, puede que encuentres un nuevo camino"- dijo Salomé, guiñando un ojo.

Sasa reflexionó y, aunque no podía correr, decidió intentar moverse de una nueva manera. Comenzó a deslizarse y, con práctica, se convirtió en la mejor en escabullirse entre los arbustos y escondites.

Sasa se unió a los juegos de sus amigos, mostrando sus nuevas capacidades. Pronto la serpiente se convirtió en la mejor en esconderse y aparecer de repente, sorprendiendo a todos, incluso a los rápidos leones.

"¡Mirá! ¡Ahí está Sasa!"- exclamó una cebra cuando la serpiente apareció tras una piedra.

Al final del día, Sasa se siente mucho mejor. Ya no le importaba no ser rápida como las otras criaturas. "Gracias, Salomé. No necesito magia, sólo un poco de confianza y esfuerzo"- dijo Sasa con una sonrisa.

"Siempre hay más de lo que parece. Nunca subestimes tus habilidades, Sasa. La verdadera magia está dentro de vos"- concluyó la sabia señora elefante.

Desde entonces, Sasa brilló con su nueva perspectiva, disfrutando de su vida en la sabana, feliz por ser una serpiente única y especial.

FIN.

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