Sasha, el Sol que Cambió Todo
Había una vez una niña llamada Caperucita que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos bosques. Un día, su mamá le pidió que llevara una canasta de comida a su abuela, quien vivía al otro lado del bosque.
Caperucita estaba emocionada por la aventura y se despidió de su mamá con un beso. Tomó la canasta y comenzó a caminar hacia el bosque mientras cantaba alegremente.
Mientras tanto, en lo más profundo del bosque, el Lobo Feroz estaba tramando un plan para engañar a Caperucita y comerse toda la comida. Pero justo cuando estaba listo para actuar, apareció Sasha, el Sol brillante y valiente.
Sasha le advirtió al Lobo Feroz que no podía hacerle daño a Caperucita porque era importante ayudar y cuidarse mutuamente. El lobo se sintió mal por sus intenciones malvadas y decidió cambiar su actitud.
Cuando Caperucita llegó al bosque, se encontró con el Lobo Feroz pero ya no parecía tan feroz como antes. Él le explicó cómo había cambiado gracias a las palabras sabias de Sasha. "Caperucita, he decidido ser bueno y ayudar en vez de hacer daño", dijo el lobo sinceramente.
Caperucita quedó sorprendida pero feliz por esta inesperada transformación. Decidió darle una oportunidad al lobo y juntos continuaron caminando hacia la casa de la abuela. Mientras tanto, Sasha seguía brillando en lo alto del cielo observándolos con orgullo.
Sabía que había hecho una gran diferencia en la vida del Lobo Feroz y Caperucita. Al llegar a la casa de la abuela, Caperucita tocó la puerta y su abuela le abrió con una sonrisa. Pero algo extraño pasaba, su abuela tenía un aspecto diferente.
"Abuelita, ¿por qué tienes esas orejas tan grandes?" preguntó Caperucita confundida. "Es para escucharte mejor, querida", respondió el lobo disfrazado de abuela. Caperucita se dio cuenta del engaño y sintió miedo por un momento.
Pero recordó las palabras de Sasha sobre ayudar y cuidarse mutuamente, así que decidió darle al lobo otra oportunidad. El lobo explicó que solo quería ser amable y ayudar a su abuela enferma.
Le pidió perdón a Caperucita por haberla asustado y prometió cambiar sus malos hábitos. Caperucita aceptó las disculpas del lobo pero también le recordó que no debía mentir ni hacer daño a nadie nunca más.
Juntos prepararon una deliciosa comida para compartir con su abuela mientras hablaban de cómo aprenderían a ser mejores personas. Sasha continuaba brillando en el cielo, orgulloso de ver cómo el Lobo Feroz había aprendido la importancia de ser bueno.
Desde ese día, todos los habitantes del bosque vivieron en armonía gracias a las enseñanzas de Sasha sobre ayudar y cuidarse mutuamente.
Y así fue como Caperucita Roja, el Lobo Feroz disfrazado de abuelita y Sasha, el Sol valiente y sabio, demostraron que todos podemos cambiar para mejor si nos damos una oportunidad y aprendemos a ser amables y comprensivos con los demás.
FIN.