Sebastián y el camino valiente



n. Sebastián solía ser un niño muy responsable, le gustaba estudiar y aprender cosas nuevas. Pero al llegar a su nuevo colegio, conoció a unos chicos llamados Lucas y Martín, que eran los más rebeldes de la clase.

Ellos lo invitaron a hacer travesuras y a faltar a clases, y poco a poco Sebastián se fue dejando llevar por sus malas influencias. Al principio, Sebastián se divertía mucho haciendo travesuras y no prestando atención en clase.

Pero pronto empezó a darse cuenta de que sus notas estaban bajando y que estaba perdiendo el interés por aprender. Sus padres notaron el cambio en su actitud y decidieron hablar con él.

"Sebastián, estamos preocupados por tu comportamiento en el colegio. Antes eras un niño aplicado y ahora pareces desinteresado en tus estudios", dijo su mamá con tono preocupado. "No entiendo qué te pasó, hijo.

¿Por qué has cambiado tanto desde que te cambiaste de colegio?", agregó su papá mirándolo fijamente. Sebastián se sintió avergonzado al ver la preocupación en los ojos de sus padres.

Sabía que se había dejado llevar por las malas influencias de Lucas y Martín, pero no sabía cómo salir de esa situación. Esa misma noche, Sebastián reflexionó sobre lo ocurrido y decidió hacerle frente a la situación. Al día siguiente, cuando llegó al colegio, vio a Lucas y Martín preparando una travesura para molestar al profesor de matemáticas.

"Chicos, creo que esto ya no está bien. Estoy cansado de meterme en problemas por seguirlos", les dijo Sebastián con determinación.

Lucas y Martín se rieron de él e intentaron persuadirlo para que se quedara con ellos, pero Sebastián se mantuvo firme en su decisión. Esa misma tarde, buscó ayuda en la biblioteca del colegio y encontró un libro sobre superar las malas influencias.

Durante semanas, Sebastián dedicó todo su tiempo libre a estudiar ese libro y aprendió estrategias para resistir las tentaciones negativas de sus compañeros. Poco a poco comenzó a alejarse de Lucas y Martín e hizo nuevos amigos que compartían sus mismos intereses por aprender.

Con el tiempo, Sebastián recuperó su pasión por el estudio y volvió a ser el niño aplicado que solía ser antes. Sus padres notaron el cambio positivo en él y estaban orgullosos de haber superado esa difícil etapa.

"Estamos felices de verte nuevamente enfocado en tus estudios, hijo", le dijo su mamá con una sonrisa sincera. "Sí, Sebastián. Has demostrado mucha valentía al dejar atrás esas malas influencias", agregó su papá con orgullo en sus ojos.

Sebastián aprendió una gran lección: nunca es tarde para rectificar el camino equivocado y rodearse de personas positivas que lo impulsen hacia adelante. Desde entonces, siguió esforzándose cada día para alcanzar sus metas con determinación y valentía.

FIN.

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