Secretos ancestrales


Había una vez un joven llamado Lucas que, después de quince años, decidió regresar a su pueblo en la sierra. Había dejado atrás aquel lugar misterioso y oscuro debido a un incidente traumático que lo había marcado para siempre.

A pesar del tiempo transcurrido, sentía la necesidad de enfrentar sus miedos y cerrar ese capítulo de su vida.

Al llegar al pueblo, notó que todo lucía igual: las calles empedradas, las casas de adobe y el silencio sepulcral que parecía envolverlo todo. La gente lo miraba con recelo, como si recordaran el motivo por el cual se fue hace tanto tiempo.

Lucas decidió instalarse en la vieja casa de su abuela, la cual estaba en ruinas y abandonada desde su partida. Mientras exploraba las habitaciones polvorientas, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Recordaba cada rincón de aquel lugar y los secretos que guardaba.

Una noche, mientras dormía en su antigua habitación, escuchó pasos siniestros acercándose lentamente hacia él. Abrió los ojos sobresaltado y vio una sombra oscura parada al pie de su cama. Intentó gritar, pero no salía ningún sonido de su garganta. "¿Quién eres? ¡Qué quieres!" -preguntó Lucas con voz temblorosa.

La sombra no respondió y desapareció en la oscuridad de la noche.

A partir de ese momento, extraños sucesos comenzaron a ocurrir en la casa: puertas que se abrían solas, objetos que se movían sin explicación y risas macabras que resonaban en los pasillos vacíos. Lucas decidió investigar sobre la historia del pueblo y descubrió un antiguo mito sobre una criatura maligna que habitaba en las montañas cercanas.

Según la leyenda, aquella entidad buscaba venganza contra aquellos que osaran perturbar su descanso eterno. Determinado a desentrañar el misterio que envolvía al pueblo, Lucas emprendió una peligrosa expedición hacia las profundidades de la sierra. Encontró cuevas ocultas donde antiguos símbolos demoníacos adornaban las paredes rocosas.

De repente, sintió una presencia acechándolo desde las sombras. Una figura encapuchada emergió frente a él con ojos brillantes como brasas ardientes. Era la criatura ancestral que había despertado con su llegada al pueblo.

"¡Déjame en paz! ¡No te temo!" -gritó Lucas con valentía mientras retrocedía lentamente. La criatura emitió un rugido ensordecedor que hizo temblar la tierra bajo sus pies. Parecía estar furiosa por haber sido despertada de su letargo milenario.

Con astucia e ingenio, Lucas recordó una antigua leyenda contada por su abuela sobre cómo sellar al ser maligno nuevamente en lo más profundo de las montañas. Siguiendo las indicaciones del relato ancestral, logró conjurar un hechizo poderoso utilizando elementos naturales encontrados en el entorno.

La tierra tembló violentamente mientras el cielo se oscurecía con nubes tormentosas. La criatura lanzaba gruñidos guturales llenos de ira antes de ser absorbida por un portal dimensional creado por el hechizo ancestral.

Cuando todo volvió a estar tranquilo, Lucas supo que finalmente podía liberarse del pasado turbulento que lo atormentaba desde hacía tanto tiempo. Regresó al pueblo con renovada confianza y determinación para reconstruirlo y sanarlo del mal antiguo que lo acechaba.

Los lugareños lo recibieron como un héroe salvador cuya valentía había devuelto la paz perdida al lugar olvidado entre las montañas nebulosas.

Desde entonces, cuentan historias sobre el joven intrépido que desafió a lo desconocido para proteger a quienes amaba y encontrar redención en medio del terror ancestral.

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