Selvas Healing Journey



Había una vez en un hermoso jardín, una pequeña plantita llamada Selva. Selva era muy especial, ya que tenía hojas de colores brillantes y flores radiantes que llenaban de alegría a todos los animales del lugar.

Un día, Selva comenzó a sentirse débil y triste. Sus hojas se marchitaron y sus flores perdieron su brillo. Los demás habitantes del jardín se preocuparon mucho por ella y decidieron ayudarla a recuperarse.

El primer animal en acercarse fue Lucas el Conejo, quien era muy curioso y siempre estaba buscando soluciones creativas. Se acercó a Selva y le dijo: "¡Hola Selva! Veo que no estás muy bien.

¿Has probado tomar agua fresca? A veces eso ayuda a las plantas a recuperarse". Selva asintió con tristeza y respondió: "Sí, he estado tomando agua pero no parece hacer efecto". Lucas pensó por un momento y luego exclamó: "¡Ya sé! Tal vez necesitas más luz solar.

Las plantas como tú necesitan la energía del sol para crecer fuertes". Justo en ese momento, apareció Martina la Mariquita voladora.

Al escuchar la conversación entre Lucas y Selva, decidió agregar su consejo: "Además del agua y la luz solar, también es importante tener nutrientes adecuados para fortalecer tu sistema inmunológico". Selva miraba atentamente al conejo y a la mariquita mientras pensaba en cómo podía seguir sus consejos. De repente, apareció Mateo el Gato aventurero con una idea emocionante.

"¡Selva, tengo una idea genial!", exclamó Mateo. "En mi última expedición encontré un lugar mágico llamado "El manantial de la curación". Dicen que sus aguas tienen propiedades especiales para sanar a las plantas enfermas".

Selva se emocionó al escuchar sobre este lugar y decidió seguir a Mateo en su aventura. Juntos, recorrieron el jardín en busca del manantial. Después de una larga caminata, finalmente llegaron al hermoso manantial rodeado de flores y árboles frondosos.

Selva se sumergió en sus aguas cristalinas y sintió cómo su energía volvía poco a poco. Cuando salió del agua, Selva se sentía más fuerte y saludable que nunca. Sus hojas volvieron a brillar y sus flores recuperaron toda su belleza.

Todos los animales del jardín celebraron su recuperación con alegría. Desde aquel día, Selva aprendió lo importante que es cuidarse adecuadamente para poder estar sana y feliz.

Siguiendo los consejos de Lucas, Martina y Mateo, siempre recordaba tomar suficiente agua fresca, recibir la luz solar necesaria y alimentarse correctamente. Y así, Selva continuó creciendo en el hermoso jardín junto a sus amigos animales, compartiendo su sabiduría sobre cómo mantenerse sano y fuerte.

Y cada vez que alguien se sentía enfermo o triste en el jardín, todos sabían que podían contar con Selva para encontrar soluciones llenas de esperanza y amor.

FIN.

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