Sembradores de Amistad

Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, un niño llamado Jerónimo. Jerónimo era conocido por todos en la escuela como el niño más bondadoso y amoroso con sus compañeros de clase.

Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, a escuchar cuando alguien tenía un problema y a alegrar el día de cualquiera con una sonrisa. Un día, llegó a la escuela un nuevo niño llamado Mateo.

Mateo era muy tímido y tenía dificultades para hacer amigos. Muchos de sus compañeros se burlaban de él por ser diferente, pero Jerónimo decidió acercarse y ofrecerle su amistad. "Hola, soy Jerónimo. ¿Quieres sentarte conmigo en el recreo?" -dijo Jerónimo con una sonrisa sincera.

Mateo miró sorprendido a Jerónimo y asintió tímidamente. Desde ese día, Jerónimo y Mateo se convirtieron en grandes amigos. Jerónimo lo ayudaba con las tareas, lo defendía de los abusones y lo animaba cuando se sentía triste.

Un día, durante un partido de fútbol en el recreo, uno de los niños del equipo contrario empujó a Mateo haciéndolo caer al suelo. Todos empezaron a reírse de él, excepto Jerónimo que se acercó rápidamente para ayudarlo.

"¡Déjalo en paz! ¡No tienes derecho a tratarlo así!" -gritó Jerónimo con firmeza. Los demás niños se quedaron sorprendidos por la valentía de Jerónimo.

A partir de ese momento, todos comenzaron a respetar a Mateo y ya no volvieron a molestarlo. Con el tiempo, la amistad entre Jerónimo y Mateo inspiró a otros compañeros a ser más amables entre ellos y a aceptar las diferencias como algo positivo.

Juntos organizaron actividades solidarias para ayudar a quienes más lo necesitaban en su comunidad. Al final del año escolar, el director premió la actitud ejemplar de Jerónimo otorgándole una medalla al "Niño Más Bondadoso".

Todos aplaudieron emocionados mientras Jerónimo compartía su premio con Mateo, recordando que la verdadera amistad va más allá de las diferencias.

Y así, gracias al corazón generoso de Jerónimo y su capacidad para ver lo mejor en los demás, Villa Feliz se convirtió en un lugar donde la bondad y el amor reinaban sobre todas las cosas.