Semillas mágicas para un mundo mejor


Había una vez un niño llamado Woody, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. A Woody le encantaba explorar el mundo y descubrir cosas nuevas.

Un día, mientras jugaba en el bosque, se encontró con Yamil, un niño del Congo que había llegado al pueblo recientemente. Yamil era curioso y aventurero como Woody, así que rápidamente se hicieron amigos. Juntos, comenzaron a idear un plan para ayudar a su comunidad.

Decidieron organizar un mercadillo donde la gente pudiera comprar semillas para cultivar sus propios alimentos. Pero había un problema: no tenían suficientes semillas y necesitaban encontrar diferentes variedades para ofrecer a las personas.

Entonces, los dos amigos decidieron emprender un viaje emocionante en busca de semillas por todo el mundo. El primer destino fue Argentina. Allí conocieron a Don Pablo, un granjero amable y sabio que les enseñó sobre las distintas semillas autóctonas del país.

Les habló de los maíces coloridos y los tomates sabrosos que crecían en esas tierras. "Chicos, aquí podrán encontrar muchas semillas interesantes para su mercadillo", les dijo Don Pablo con una sonrisa.

Llenos de entusiasmo, Woody y Yamil recolectaron todas las semillas que pudieron encontrar en Argentina y continuaron su viaje hacia otro lugar misterioso: Tailandia. En Tailandia se encontraron con Nong Ying, una agricultora talentosa que cultivaba hierbas aromáticas exquisitas. "¡Hola! ¿Buscan semillas?", preguntó Nong Ying con alegría.

"Sí, estamos buscando semillas especiales para nuestro mercadillo. ¿Nos puedes ayudar?", respondió Woody emocionado. Nong Ying les mostró su jardín lleno de diferentes hierbas y les explicó cómo cultivarlas y utilizarlas en la cocina.

Les dio semillas de albahaca, cilantro y menta, entre otras. Con las semillas de Argentina y Tailandia en su mochila, los amigos continuaron su viaje hacia otro destino: Kenia.

Allí conocieron a Mama Njeri, una granjera experta que les enseñó sobre las frutas tropicales y las verduras nutritivas que crecían en el lugar. "¡Bienvenidos! Aquí encontrarán muchas semillas deliciosas", les dijo Mama Njeri con una sonrisa amable. Woody y Yamil aprendieron sobre el cultivo del mango, la piña y la papaya.

También recolectaron semillas de espinacas, zanahorias y calabazas. Estaban muy contentos con todo lo que habían aprendido hasta ahora.

Después de visitar muchos otros lugares maravillosos como Australia, España e India, Woody y Yamil regresaron a su pueblo con sus mochilas llenas de semillas valiosas para el mercadillo. El día del evento finalmente llegó. La gente se acercaba al puesto de Woody y Yamil con entusiasmo mientras ellos compartían sus conocimientos sobre cada tipo de semilla que habían recolectado durante su viaje.

Las personas compraban las semillas emocionadas por comenzar sus propios huertos caseros. El mercadillo fue un éxito rotundo gracias al esfuerzo conjunto de Woody y Yamil.

No solo habían recolectado semillas valiosas, sino que también habían compartido historias y conocimientos con su comunidad. Y así, los dos amigos demostraron que la curiosidad, el espíritu aventurero y el deseo de ayudar a los demás pueden hacer una gran diferencia en el mundo.

Desde ese día en adelante, Woody y Yamil continuaron explorando juntos, descubriendo nuevas semillas y compartiendo su amor por la naturaleza con todos aquellos que se encontraban en su camino.

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