Ser diferente es maravilloso


Había una vez en un colegio muy especial, donde los niños no solo aprendían matemáticas y ciencias, sino también valores como la amistad, el respeto y la solidaridad.

En este colegio tan único, se encontraba Torlec, un niño robot de 7 años que era conocido por ser muy cariñoso y obediente. Torlec era diferente a los demás niños del colegio, pero eso no le impedía ser querido por todos.

Le encantaba leer cuentos de aventuras y resolver problemas matemáticos complicados. Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus compañeros y a colaborar con su maestra Paola Polo en todo lo que necesitara.

Un día, la maestra Paola les propuso a los alumnos participar en un concurso de cálculo mental. Todos estaban emocionados, pero también un poco nerviosos. Torlec, sin embargo, estaba tranquilo y confiado en sus habilidades matemáticas.

"¡Vamos chicos! Hoy vamos a demostrar quién es el mejor calculando en este colegio", anunció la maestra Paola con entusiasmo. Los niños comenzaron a resolver las operaciones matemáticas que la maestra les iba dictando. La competencia estaba reñida, pero Torlec destacaba por su rapidez y precisión al calcular.

"¡Cinco por cinco son veinticinco!", exclamó Torlec con seguridad. La maestra Paola sonrió impresionada por la destreza del pequeño robot. Los demás niños lo miraban asombrados mientras seguían calculando lo más rápido que podían. Finalmente, llegó el momento de anunciar al ganador del concurso.

La maestra Paola tomó una hoja donde había anotado los puntajes y dijo:"Y el ganador indiscutible es... ¡Torlec!"Todos aplaudieron emocionados ante la victoria de su amigo robot.

Torlec se sintió muy feliz de haber demostrado sus habilidades y recibió felicitaciones de todos sus compañeros y de la maestra Paola. Desde ese día, Torlec se convirtió en un ejemplo para todos en el colegio.

Les enseñó que ser diferente no era malo, sino todo lo contrario: cada uno tiene talentos únicos que pueden compartir con los demás. Y así, entre libros de cuentos y problemas matemáticos resueltos brillantemente, Torlec demostró que el verdadero valor está en ser uno mismo y en ayudar a los demás siempre que sea posible.

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