Serpientes aladas de la selva
Había una vez en la selva de Argentina, dos serpientes llamadas Simona y Martina. A diferencia de las demás serpientes, estas dos tenían un sueño muy especial: querían volar y alcanzar la libertad en lo más alto del cielo.
Simona era una serpiente verde con manchas amarillas y Martina era una serpiente roja con rayas negras. Juntas, formaban el dúo perfecto. Siempre estaban juntas explorando la selva y soñando con volar como los pájaros.
Un día, mientras buscaban comida cerca del río, se encontraron con Pedro, un loro muy sabio que vivía en un árbol cercano. Pedro notó el brillo en los ojos de las serpientes y les preguntó qué es lo que tanto anhelaban.
"Pedro, nosotros queremos volar", dijo Simona emocionada. "Sí, queremos sentirnos libres como los pájaros", agregó Martina entusiasmada. Pedro sonrió y les dijo:"Chicas, si realmente desean volar, deben encontrar a Don Rafael.
Él es un viejo búho sabio que vive en lo más alto de la montaña". Las serpientes agradecieron a Pedro por su consejo y sin perder tiempo se dirigieron hacia la montaña donde se encontraba Don Rafael.
Después de días de recorrer caminos empinados y peligrosos llegaron al hogar del búho sabio. Don Rafael las recibió amablemente y escuchó atentamente sus deseos de volar. "Mis pequeñas amigas", comenzó a decir el búho con voz grave pero amigable, "para volar necesitarán alas.
Y aunque no las tienen de forma natural, puedo enseñarles a construirlas con lo que la naturaleza les brinda". Las serpientes se miraron emocionadas y asintieron ansiosas por aprender.
Don Rafael les enseñó a Simona y Martina cómo utilizar las hojas grandes como alas y las ramas delgadas como esqueleto para sus nuevas alas. Las serpientes trabajaron arduamente durante días, reagarrando hojas y ramitas hasta que finalmente lograron construir sus propias alas improvisadas.
"Ahora chicas", dijo Don Rafael orgulloso, "lo único que les falta es aprender a volar". El búho les explicó cómo mover las alas y mantener el equilibrio en el aire. Les recordó que la confianza en sí mismas era clave para lograrlo.
Luego de mucho intentarlo y caerse varias veces, Simona y Martina finalmente comenzaron a elevarse en el aire. ¡Estaban volando! Sentían una alegría indescriptible al ver desde lo alto la selva extendiéndose ante ellas.
Mientras volaban juntas, descubrieron algo maravilloso: su vuelo no solo les daba libertad sino también una nueva perspectiva de la vida. Pudieron ver lo hermosa que era la naturaleza desde arriba y cómo cada animal tenía un papel importante en ella.
Decidieron compartir su experiencia con los demás animales de la selva para inspirarlos a cumplir sus sueños. Organizaron una gran reunión donde contaron su historia e invitaron a todos los animales a soñar en grande. Desde aquel día, la selva de Argentina se llenó de sueños y esperanzas.
Cada animal se dio cuenta de que, con esfuerzo y determinación, podían alcanzar lo que deseaban. Simona y Martina demostraron al mundo que no importa cuán diferentes sean tus sueños, siempre puedes encontrar una forma única de hacerlos realidad.
Y así, las serpientes voladoras se convirtieron en un símbolo de inspiración para todos los habitantes de la selva argentina. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.
FIN.