Sharela y el Secreto del Biofertilizante



En la pequeña finca de la vereda Las Ilusiones, vivía una niña llamada Sharela. Ella adoraba explorar el campo y ayudar a su papá, Don Luis, a sembrar nuevas plantas en su huerto.

Un día, mientras jugaba cerca de la pastura donde sabía que los vacas pastaban, Sharela escuchó un rumor entre las hojas. Era su amiga, la tortuga Lila.

"¡Hola, Sharela! ¿Sabías que en este campo hay un secreto para que las plantas crezcan fuertes y sanas?" -dijo Lila, con su voz suave.

"¿En serio, Lila? ¡Cuéntame!" -respondió Sharela, intrigada.

"Es el biofertilizante. Se hace a partir de estiercol bovino y ayuda a que la tierra sea más fértil. Don Luis lo hace con amor y cuidado, pero necesitas saber cómo." -explicó Lila.

Sharela decidió que quería aprender a hacer el biofertilizante. Así que, llevándose a Lila, corrió hacia donde estaba su papá.

"Papá, papá!" -gritó. "¡Lila me contó que hay un secreto para que nuestras plantas crezcan mejor! ¿Podés enseñarme a hacer el biofertilizante con estiercol?"

Don Luis sonrió ante la curiosidad de su hija.

"Claro, Sharela. Primero necesitamos recolectar el estiercol de nuestras vacas. Luego vamos a mezclarlo con agua y dejarlo fermentar durante unas semanas. Vamos, te mostraré cómo hacerlo."

Juntos, fueron al establo donde estaban las vacas.

"Mirá, Sharela. Aquí tenemos el estiercol. Es importante recogerlo de manera segura, así que tenemos que usar esta pala y proteger nuestras manos." -dijo Don Luis, mientras Sharela asentía emocionada.

Una vez que recogieron el estiercol, llevaron todo a un tanque grande.

"Ahora mezclamos el estiercol con agua en una proporción de uno a cinco. Esto ayudará a que los nutrientes se disuelvan muy bien." -continuó su papá.

"¡Pero qué divertido!" -exclamó Sharela, salpicándose un poco de barro mientras movía la mezcla. "¿Cuánto tiempo necesitamos esperar hasta que esté listo?"

"Unas tres semanas, mi niña. Hay que ser pacientes y recordar revolverlo de vez en cuando." -respondió Don Luis.

Los días pasaron y Sharela se encargó de cuidar el tanque. Cada mañana preguntaba a su papá sobre el proceso.

"¿Estará pronto, papá?" -preguntaba al levantarse.

"Sí, Sharela. Solo necesitamos esperar un poco más. Las plantas estarán muy agradecidas" -le contestaba él con una sonrisa.

Una mañana, finalmente llegó el día.

"¡Es hora! Vamos a ver nuestro biofertilizante" -dijo Don Luis, mientras Sharela corría al tanque.

Cuando abrieron la tapa del tanque, una suave fragancia a tierra fresca se desprendió y Sharela sonrió, satisfecha.

"¡Es perfecto! ¿Y ahora qué hacemos, papá?" -preguntó, emocionada.

"Ahora, Sharela, tenemos que aplicar el biofertilizante en el huerto. Usaremos una regadera para que su aplicación sea uniforme. Vamos a darle un buen baño de nutrientes a nuestras plantas." -explicó Don Luis.

Sharela ayudó a regar las plantas, hablando con cada una de ellas.

"¡Crezcan fuertes, amiguitas!" -decía mientras cuidaba de su huerto.

Pasaron unos días y las plantas comenzaron a mostrar signos de un crecimiento espectacular. Sharela no podía estar más feliz.

"¡Mirá, Lila! ¡Las plantas están tan verdes y fuertes!" -exclamó, corriendo hacia la tortuga que observaba desde una piedra.

"¡Lo has hecho muy bien! Ahora sabes cómo ayudar a la tierra a ser más fértil con el biofertilizante." -respondió Lila con alegría.

Un año más tarde, el huerto de Sharela fue el más hermoso de toda la vereda Las Ilusiones. Todo el mundo venía a admirar las plantas y preguntarle a Don Luis y a Sharela sobre su secreto.

"Gracias al estiercol, las plantas están felices y crecen de maravilla. Y sobre todo, aSharela por ser tan curiosa y cuidar tanto de este lugar!" -mencionó Don Luis con orgullo.

Y así, Sharela no solo aprendió a hacer un biofertilizante, sino que también se convirtió en la pequeña guardiana del lugar. Fue un verano lleno de risas, flores y grandes enseñanzas sobre cómo cuidar nuestro planeta y hacer que cada planta tenga un hogar feliz.

Fin.

FIN.

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