Shily y Lalita en el Paseo del Campo



Shily la abejita es muy alegre y amiguera. Una mañana muy soleada, decidió dar un paseo por el campo. Estaba comiendo una rica manzana mientras caminaba feliz y contenta alrededor de las flores y el verde pasto. Pero de pronto, se encontró con Lalita la liebre.

- ¡Hola, Lalita! - saludó Shily con una sonrisa brillante.

- ¡Hola, Shily! - respondió Lalita. - ¿A dónde vas tan contenta?

- Estoy dando un paseo por el campo. ¿Querés acompañarme?

- ¡Me encantaría! - dijo Lalita entusiasmada.

Las dos amigas empezaron a recorrer el campo juntas. Mientras paseaban, disfrutaban de las hermosas flores y escuchaban el canto de los pájaros. Pero de repente, escucharon un ruido extraño entre los arbustos.

- ¿Escuchaste eso? - preguntó Shily con un poco de preocupación.

- Sí, suena raro. Vamos a ver qué es - contestó Lalita, arrojándose hacia los arbustos.

Cuando llegaron más cerca, se encontraron con un pequeño pajarito que había caído de su nido. Se veía asustado y perdido.

- ¡Oh no! - exclamó Shily. - ¿Qué te pasó, pajarito?

- Me caí de mi nido y no sé cómo volver - respondió el pajarito, con lágrimas en los ojos.

Lalita se puso a pensar mientras movía sus orejas.

- ¿Y si buscamos a tu mamá pajarito? - propuso.

- ¡Sí! Pero ella debe estar muy lejos, no hay tiempo para eso - dijo el pajarito tristemente.

Shily, que siempre tenía una idea brillante, dio un giro en el aire y dijo:

- ¡No te preocupes! Si volamos por el aire, quizás podamos encontrar a tu mamá más rápido.

- ¡Es una gran idea! - dijo Lalita. - Pero... ¡no sé volar!

- Yo te puedo llevar en mi espalda - ofreció Shily - así podríamos llegar rápidamente.

Lalita, aunque un poco insegura, aceptó.

- Está bien, vamos juntos. Te tengo confianza, Shily! - dijo, subiendo a la espalda de la abejita.

Con gran cuidado, Shily alzó el vuelo, llevando a Lalita junto al pajarito. Mientras volaban por encima del campo, vieron muchos árboles y ríos.

- ¡Mirá! ¿Es ese tu nido? - preguntó Shily, apuntando hacia un árbol grande.

- No, no, ese no es - dijo el pajarito.

- ¡Pero allá hay un grupo de pájaros! - gritó Lalita.

Shily voló un poco más cerca y se dio cuenta que los pájaros parecían estar buscando algo.

- ¡Eso es! ¡Tal vez ellos saben dónde está tu mamá! - dijo Shily con alegría.

Bajaron con cuidado y se acercaron a los pájaros.

- ¡Hola! - dijo Shily. - ¿Han visto a la mamá del pajarito?

- Sí, voló hacia el lago hace un rato - respondió uno de ellos. - Está preocupada por su pequeño.

- Gracias, amigos! - gritó Shily feliz. - ¡Vamos rápido!

Apenas llegaron al lago, vieron a la mamá pajarito, que volaba de un lado a otro, buscando a su pequeño.

- ¡Mira! - dijo Lalita - ¡Allí está!

Shily dio un giro y bajó suavemente frente a la mamá pajarito.

- ¡Mamá! - chirrió el pajarito que viajaba con ellas, saltando de alegría.

- ¡Oh, gracias a todos! - dijo la mamá pajarito emocionada, abrazando a su pequeño.

- ¡Eres un héroe! - le dijo Lalita a Shily. - Sin tu ayuda, no habríamos podido encontrarla.

- No es nada. ¡Siempre hay que ayudar a los amigos! - respondió Shily con una gran sonrisa.

Después de despedirse de la familia pajarito, Lalita y Shily continuaron con su paseo por el campo, sintiéndose aún más unidas.

- ¿Viste cómo un pequeño acto de bondad puede hacer una gran diferencia? - reflexionó Lalita.

- ¡Sí! - respondió Shily. - Y lo más bonito es que ayudar nos llena de felicidad.

Así, entre risas, flores y grandes aventuras, Shily y Lalita fueron aprendiendo que ser amiguera y solidaria podía hacer del mundo un lugar más hermoso, mientras disfrutaban de cada nuevo día en el campo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!