Siete cabritillos valientes
Había una vez en un bosque encantado, siete cabritillos muy traviesos y curiosos que vivían con su mamá cabra en una pequeña casita.
Todos los días, su mamá les advertía:"Hijitos míos, tengan cuidado cuando yo no esté en casa y no abran la puerta a nadie que no conozcan". Los cabritillos asentían con la cabeza, pero su curiosidad siempre podía más.
Un día, mientras su mamá estaba de compras en el mercado del pueblo, sonó la campanilla de la puerta. "¿Quién es?", preguntó el cabritillo mayor. "Soy yo, el lobo feroz. Déjenme entrar, quiero jugar con ustedes", respondió una voz ronca desde afuera.
Los cabritillos se miraron entre ellos y recordaron las palabras de su mamá. Pero el lobo era muy astuto y dijo:"No se preocupen, solo quiero ser amigo de ustedes. Abran la puerta y verán lo divertido que podemos pasar juntos".
El cabritillo mayor dudaba, pero sus hermanos más pequeños estaban emocionados por conocer al nuevo visitante. Así que decidieron abrir la puerta y dejaron entrar al lobo feroz. Una vez adentro, el lobo mostró sus verdaderas intenciones y reveló su plan de comérselos a todos.
Los cabritillos entraron en pánico y corrieron por toda la casa buscando un lugar donde esconderse. El lobo los perseguía sin descanso, hasta que finalmente logró atrapar al más pequeño.
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, llegó su mamá cabra a tiempo para salvarlos. Con valentía y astucia logró engañar al lobo haciéndolo creer que había más comida afuera esperándolo.
El lobo cayó en la trampa y salió corriendo hacia el bosque sin darse cuenta de que lo habían engañado. Los cabritillos aprendieron una gran lección ese día: nunca debían confiar en extraños ni desobedecer las advertencias de sus padres.
Agradecidos por haber sido salvados por su mamá, prometieron ser más responsables y cuidarse mutuamente siempre. Desde entonces, los siete cabritillos vivieron felices en su casita del bosque, sabiendo que juntos podían superar cualquier peligro que se les presentara.
Y aunque recordaban aquel susto con el lobo feroz como una experiencia aterradora, también lo veían como un recordatorio de la importancia de estar unidos y protegerse unos a otros.
FIN.