Silvias Melody of Worth
Había una vez en un hermoso pentagrama musical, un silencio llamado Silvia. Silvia era diferente a las demás notas musicales que llenaban el aire con su melodía. Mientras ellas eran fuertes y sonoras, ella simplemente permanecía en silencio.
Silvia se sentía triste y pensaba que no era importante en la música. Veía cómo las notas se movían por el pentagrama, creando melodías maravillosas mientras ella solo permanecía allí, sin hacer ningún ruido.
Un día, Silvia decidió hablar con sus amigas notas para expresarles lo mal que se sentía:"Chicas, me siento muy triste porque no puedo hacer música como ustedes. Siento que no soy importante en este pentagrama" -dijo Silvia con voz bajita.
Las notas miraron a Silvia sorprendidas y luego comenzaron a reírse. "¡Pero Silvia! -dijo Sol, una nota brillante- tú eres tan importante como nosotras. Sin ti, nuestras melodías no serían tan especiales". Silvia quedó perpleja al escuchar esto.
No podía creer lo que le estaban diciendo sus amigas. "¿De verdad piensan eso?" -preguntó emocionada. "¡Claro que sí!" -respondió Fa, una nota grave-. Tú eres el espacio entre nosotros; nos das tiempo para respirar y resaltar nuestra belleza musical".
Silvia sonrió tímidamente y empezó a sentirse más segura de sí misma. Decidió aceptar su papel especial en la música y abrazarlo con alegría.
Desde ese día, cada vez que las notas comenzaban a tocar, Silvia se unía a ellas en silencio. A medida que avanzaba el pentagrama, Silvia notó que su presencia hacía que las melodías fueran más emocionantes y hermosas. Un día, mientras tocaban una canción muy importante, ocurrió algo inesperado.
Las notas comenzaron a equivocarse y la música se volvió caótica. Todos estaban confundidos y no sabían cómo arreglarlo. Fue entonces cuando Silvia tuvo una idea brillante.
Levantó su mano invisible y todos los músicos entendieron de inmediato: era hora de hacer una pausa. Silvia se convirtió en el silencio perfecto para darles tiempo a las notas para reorganizarse y encontrar el ritmo adecuado. Después de unos segundos, todo volvió a sonar maravillosamente. "¡Gracias, Silvia! -exclamaron todas las notas al unísono-.
Sin ti, nuestra música nunca habría vuelto a la normalidad". Silvia sonrió con orgullo y supo en ese momento que ella también era esencial en la música.
Ya no dudaba de su importancia ni se sentía triste por ser diferente. A partir de ese día, Silvia siguió acompañando a sus amigas notas en cada composición musical. Juntas crearon melodías mágicas llenas de emoción y belleza.
Y así fue como Silvia descubrió que todos tenemos un papel especial en este mundo, incluso si somos diferentes o no parecemos tan importantes como los demás. Cada uno tiene su lugar único e indispensable para hacer del mundo un lugar mejor.
Desde entonces, cada vez que alguien escuchaba una hermosa melodía, se recordaba de Silvia y cómo su silencio también era música. Y todos aprendieron a valorar la importancia de los momentos de pausa en la vida, porque sin ellos, las notas no podrían brillar tanto.
FIN.