Simba y la lección de seguridad en la sabana


Había una vez en la sabana africana un pequeño león llamado Simba, que siempre estaba lleno de energía y curiosidad.

Un día, mientras jugaba cerca del río con sus amigos animales, Simba decidió aventurarse más allá de los límites del territorio que su mamá le había marcado. "¡Chicos, los voy a alcanzar más allá de esos arbustos!" - exclamó Simba emocionado.

Los amigos de Simba intentaron detenerlo, advirtiéndole sobre los peligros que podía encontrar fuera de su zona segura, pero el pequeño león no escuchó y se adentró en la espesura. Después de un rato caminando y explorando, se dio cuenta de que ya no reconocía el lugar donde estaba.

"¿Dónde estoy?" - se preguntaba asustado mientras miraba a su alrededor. Simba sintió miedo y soledad por primera vez en su vida. El sol comenzaba a ponerse y la noche se acercaba rápidamente.

Decidió buscar refugio entre las rocas para pasar la noche, prometiéndose a sí mismo encontrar el camino de regreso a casa al día siguiente. Mientras tanto, en la manada, todos estaban preocupados por la desaparición de Simba.

Su mamá, Leona, organizó a un grupo de animales para salir en su búsqueda. Jirafas, elefantes, cebras y otros leones se dispersaron por la sabana buscando pistas del paradero del pequeño león perdido. Al amanecer, Simba despertó con el sonido de unos pasos acercándose a él.

Para su sorpresa y alegría vio a Leona corriendo hacia él con lágrimas en los ojos. "¡Simba! ¡Hijo mío! ¿Estás bien?" - dijo Leona abrazando tiernamente a su cachorro perdido. "Mamá... lo siento mucho... me perdí...

" - murmuró Simba avergonzado. Leona lo abrazó con fuerza y luego lo miró fijamente a los ojos diciendo: "Lo importante es que estás seguro. Te amo más que nada en este mundo.

"Juntos emprendieron el camino de regreso a casa mientras el resto de la manada los esperaba ansiosamente en la entrada del territorio.

Todos celebraron con alegría el reencuentro y desde ese día Simba aprendió una valiosa lección: nunca volver a aventurarse solo sin avisar a alguien responsable. La historia del pequeño león perdido se convirtió en una anécdota recordada por generaciones en la sabana africana como ejemplo de cómo es fundamental respetar las indicaciones para mantenernos seguros y protegidos.

Y así vivieron felices todos los habitantes salvajes bajo el cálido sol africano.

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