Similce y el desafío del lobo feroz



En el poblado ibero de Basti, todos estaban sorprendidos por la valentía y destreza de Similce, una niña traviesa y astuta que desafiaba las normas impuestas por los mayores.

A sus cortos diez años, ella prefería correr y jugar con los chicos en vez de aprender a coser o cocinar como se esperaba de las niñas en aquel tiempo.

Un día, los ancianos del poblado decidieron que era hora de casar a Similce con un joven guerrero para asegurar su futuro. Pero ella no estaba dispuesta a aceptar esa decisión sin luchar. Sabía que tenía que hacer algo extraordinario para demostrar su valor y ganarse el respeto de todos.

Entonces, decidió embarcarse en una aventura épica: cazar un lobo solitario que había estado merodeando cerca del poblado y causando temor entre los habitantes. Todos pensaron que era una locura para una niña tan pequeña enfrentarse a semejante bestia, pero Similce estaba determinada a lograrlo.

Armada con su arco y flechas hechos a mano, así como su ingenio y agilidad, Similce partió hacia el bosque en busca del lobo.

Durante días recorrió senderos peligrosos, sorteó trampas naturales y desafió al clima inclemente hasta dar finalmente con la guarida del feroz animal. El lobo la acechó con ojos brillantes y dientes afilados listo para atacar, pero Similce mantuvo la calma. Con movimientos rápidos y precisos disparó una flecha que alcanzó su objetivo: el corazón del lobo.

La bestia cayó rendida a sus pies mientras ella observaba con orgullo su hazaña. Al regresar al poblado arrastrando al lobo abatido, todos quedaron boquiabiertos al verla llegar triunfante.

Los ancianos reconocieron su valentía y habilidad, concediéndole el respeto que tanto ansiaba. Los jóvenes guerreros admiraron su destreza e intrepidez, comprendiendo que Similce no era una niña común.

Desde ese día en adelante, Similce fue conocida como "La cazadora", inspirando a otras niñas del poblado a seguir sus sueños sin importar las expectativas impuestas por la sociedad. Aprendieron que no hay límites para lo que pueden lograr si confían en sí mismas y se esfuerzan por alcanzar sus metas.

Y así, gracias a su valentía y determinación, Similce cambió el rumbo de su destino demostrando que una niña puede ser tan fuerte e inteligente como cualquier guerrero varón.

Su historia se convirtió en leyenda en Basti, recordándoles a todos que el verdadero poder reside en el coraje y la voluntad de superar cualquier obstáculo.

FIN.

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