Simón en busca de su camino



Había una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires, un perro labrador blanco llamado Simón. Simón vivía con una familia muy ocupada que apenas tenía tiempo para jugar con él.

Siempre estaba solo en casa y se sentía triste y aburrido. Un día, aprovechando que la puerta había quedado entreabierta, Simón decidió escapar y explorar el mundo exterior. Corrió por las calles hasta llegar a un hermoso parque lleno de árboles, flores y animales.

Allí conoció a Lulú la gata curiosa, Pancho el conejo saltarín y Rita la ardilla traviesa. "¡Hola! ¿Quiénes son ustedes?", preguntó Simón emocionado al ver a los nuevos amigos.

"¡Hola, Simón! Soy Lulú la gata, bienvenido al parque", respondió Lulú con una sonrisa. "Yo soy Pancho el conejo, ¿te gustaría jugar a las escondidas?", propuso Pancho moviendo sus orejas. "Y yo soy Rita la ardilla, ¡vamos a buscar nueces juntos!", dijo Rita mientras saltaba de rama en rama.

Simón se sintió feliz de haber encontrado amigos que querían pasar tiempo con él. Jugaron todo el día corriendo, saltando y explorando cada rincón del parque. Sin embargo, cuando caía la noche, era hora de regresar a casa.

Los amigos se despidieron prometiendo encontrarse al día siguiente para más aventuras. Pero al día siguiente Simón no llegó al parque. Lulú, Pancho y Rita lo esperaron ansiosos pero no apareció.

Comenzaron a buscarlo por todos lados: bajo los árboles, junto al lago e incluso en el carrusel donde solían divertirse juntos. "¿Dónde estará Simón? Deberíamos pedir ayuda para encontrarlo", sugirió Rita preocupada mientras miraba a sus amigos tristes.

Los animales decidieron pedir ayuda a los niños del barrio para buscar a Simón. Juntos repartieron volantes con su foto y recorrieron cada calle anunciando su desaparición. Pronto se sumaron vecinos y otros animales del parque dispuestos a ayudar en la búsqueda.

Después de un largo día buscando incansablemente, alguien vio algo familiar cerca de la plaza: era Simón caminando lentamente hacia ellos con una pata lastimada pero una cola que no dejaba de moverse de felicidad al verlos reunidos allí esperándolo.

"¡Simón! ¡Estás bien! ¡Te estábamos buscando por todas partes!", exclamaron sus amigos corriendo hacia él emocionados.

El perro les contó cómo se había perdido persiguiendo una mariposa hasta caerse en un hoyo pero gracias a la ayuda de un amable jardinero logró salir ileso aunque asustado por no poder regresar al parque antes del anochecer. Desde ese día, Simón aprendió lo importante que es tener cuidado cuando explora lugares desconocidos pero también descubrió cuántas personas y animales se preocupaban por él.

Nunca más volvió a alejarse sin avisar y disfrutaba cada momento junto a sus amigos en el parque recordando siempre que juntos podían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

FIN.

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