Simón y el valor en el baño
Simón era un nene muy curioso y explorador. Le encantaba jugar con sus juguetes favoritos y descubrir cosas nuevas en su casa. Pero había algo que le daba miedo: ir al baño.
Cada vez que Simón tenía que ir al baño, se ponía muy nervioso y asustado. No sabía por qué, pero sentía miedo de lo que podría pasar allí dentro.
A veces incluso se aguantaba las ganas de ir al baño para no tener que enfrentar su temor. Un día, mientras jugaba con sus bloques de construcción, Simón escuchó a su mamá hablar con una amiga sobre cómo ayudar a los niños a superar sus miedos.
"¿Qué puedo hacer para ayudarlo?", preguntó la mamá de Simón. "Lo mejor es hablar con él sobre lo que le da miedo", respondió la amiga. "Explícale que no hay nada malo en el baño y anímalo a enfrentar su temor".
Simón estaba escuchando atentamente la conversación detrás de la puerta entreabierta del cuarto donde estaban hablando su mamá y su amiga. Se quedó pensando en lo que habían dicho. Esa misma noche, antes de acostarse, Simón decidió hablar con su mamá sobre su miedo al baño.
"Mamá, tengo miedo de ir al baño", confesó Simón tímidamente. Su mamá lo abrazó cariñosamente y le dijo:"No tienes nada que temer mi amor. El baño es un lugar seguro y necesario para nuestra higiene personal".
Simón se sintió reconfortado por las palabras de su mamá y decidió que era hora de enfrentar su miedo.
Al día siguiente, cuando sintió la necesidad de ir al baño, Simón respiró hondo y se convenció a sí mismo de que no tenía nada que temer. Entró en el baño con seguridad y tranquilidad, sin dejar que sus pensamientos negativos lo dominaran. "Lo estoy logrando", pensó Simón mientras hacía sus necesidades. De repente, escuchó un ruido extraño proveniente del inodoro.
Se asustó por un momento pero luego se dio cuenta de que era solo la cisterna llenándose de agua. "No hay nada malo aquí", dijo Simón para sí mismo.
Cuando salió del baño, su mamá lo esperaba con una sonrisa en el rostro. Lo felicitó por haber superado su miedo y le dio un abrazo fuerte. Desde entonces, Simón ya no tuvo más miedo de ir al baño. Se sentía valiente y seguro cada vez que entraba allí dentro.
Y así aprendió a enfrentar sus miedos y descubrir que muchas veces las cosas no son tan terribles como imaginamos.
FIN.