Simón y la Máquina de Amistad



Había una vez, en un lejano reino llamado Fantasía, un pequeño dragón llamado Simón. A diferencia de los demás dragones que conocemos, Simón era diferente. No soplaba fuego y no asustaba a la gente.

En realidad, él tenía un gran corazón y solo quería hacer amigos. Un día, mientras volaba por los cielos de Fantasía, Simón vio a unos niños jugando en el bosque.

Se acercó con cuidado para no asustarlos y les dijo: "¡Hola! Mi nombre es Simón y soy un dragón amigable". Los niños se sorprendieron al ver a un dragón hablando con ellos pero rápidamente se dieron cuenta de que Simón no era como los demás dragones que habían oído hablar.

Uno de los niños, llamado Juanito, se acercó a Simón y le preguntó curioso: "¿Por qué eres tan diferente a los demás dragones?"Simón suspiró y respondió tristemente: "No sé por qué soy así. Desde que nací he sido diferente.

Los otros dragones siempre me han rechazado porque no puedo lanzar fuego como ellos". Juanito sintió pena por Simón y decidió ayudarlo.

Le propuso al resto de los niños construir una máquina especial para ayudar al pequeño dragón a lanzar fuego. Durante varios días, Juanito y sus amigos trabajaron arduamente en la máquina mientras Simón observaba emocionado su esfuerzo. Finalmente, llegó el día del gran experimento. Todos reunidos en el bosque esperaban ansiosos ver si la máquina funcionaría.

Juanito se acercó a Simón y le dijo: "Simón, estamos aquí para ayudarte. Si esta máquina no funciona, recuerda que eso no te hace menos especial. Eres un dragón único y valioso".

Simón asintió con gratitud y se preparó para probar la máquina. Con un poco de miedo pero también con esperanza, apretó el botón. La máquina comenzó a hacer ruidos extraños y Simón sintió un calor en su interior.

De repente, una pequeña chispa salió de su boca y luego una llamarada de fuego. Todos los niños aplaudieron emocionados mientras Simón sonreía felizmente. Por fin había logrado lanzar fuego como los demás dragones.

Pero lo más importante era que Simón aprendió una valiosa lección: no importa cómo seas por fuera o qué habilidades tengas, lo más importante es ser tú mismo y encontrar tu propia manera de brillar. Desde ese día, Simón siguió siendo el amigable dragón del reino Fantasía.

Los niños siempre lo visitaban para jugar juntos y escuchar sus historias increíbles.

Y así, gracias a la amistad de Juanito y los demás niños, Simón encontró su lugar en el mundo demostrando que cada uno tiene algo especial dentro de sí mismo, solo hay que descubrirlo. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

FIN.

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