Simón y los Dinosaurios Espaciales



Había una vez un niño llamado Simón, que siempre había soñado con viajar por el universo y descubrir cosas increíbles.

Un día, mientras jugaba en su habitación con sus juguetes espaciales, se le ocurrió una idea maravillosa: ¡viajar por los planetas! Simón construyó una nave espacial con cajas de cartón y pegamento. Le puso luces intermitentes y botones brillantes para hacerla parecer lo más real posible.

Cuando la terminó, se subió a bordo y comenzó su gran aventura. Primero, Simón decidió visitar el planeta Marte. Al llegar, quedó sorprendido al ver cómo el paisaje era rojo y desértico. Caminando por allí, encontró unas extrañas huellas en la arena. -¡Guau! ¿Qué será esto? -se preguntó asombrado.

Siguiendo las huellas, llegó hasta un enorme cráter donde descubrió algo increíble: ¡un huevo de dinosaurio! Sin pensarlo dos veces, decidió llevarlo a bordo de su nave espacial para cuidarlo y ver qué pasaba.

Continuando su viaje interplanetario, llegó al planeta Venus. Allí encontró un valle lleno de flores hermosas y coloridas. Mientras exploraba el lugar, escuchó un ruido extraño proveniente del cielo. -¿Qué será eso? -se preguntó intrigado.

Mirando hacia arriba vio algo imposible: ¡un pterodáctilo volando en el cielo venusiano! El dinosaurio estaba tan emocionado como él por encontrarse con Simón. Decidieron volar juntos por el planeta, disfrutando de las vistas y haciendo piruetas en el aire.

El siguiente destino fue Júpiter, donde Simón se encontró con un grupo de dinosaurios herbívoros que vivían felices en un hermoso bosque lleno de árboles gigantes.

Los dinosaurios le enseñaron a Simón la importancia de cuidar la naturaleza y cómo protegerla para que todos los seres vivos puedan disfrutarla. Después de tantas aventuras emocionantes, Simón decidió regresar a su hogar en la Tierra. Pero antes, pasó por el planeta Saturno, donde hizo un descubrimiento asombroso: ¡un dinosaurio nadando en los anillos del planeta! -¡Increíble! -exclamó Simón-.

Nunca imaginé ver algo así. El dinosaurio acuático era amigable y juguetón. Nadaron juntos entre los anillos brillantes mientras se reían y disfrutaban del momento.

Finalmente, llegó el momento de despedirse de sus nuevos amigos dinosaurios y continuar su viaje de regreso a casa. Llegó a su habitación justo a tiempo para cenar con su familia. Simón les contó todas sus increíbles aventuras espaciales y cómo había conocido dinosaurios en cada uno de los planetas que visitó.

Todos quedaron fascinados por sus historias y lo felicitaron por su valentía e imaginación. A partir de ese día, Simón siempre recordaría aquel viaje espacial como una experiencia inolvidable llena de aprendizaje y diversión.

Y aunque nunca más volvió a ver dinosaurios en su vida, siempre recordaría la importancia de cuidar y respetar a todas las criaturas que habitan nuestro planeta.

Y así, Simón se convirtió en un gran defensor de la naturaleza y los animales, inspirando a otros niños a explorar el mundo y aprender sobre él. Porque como decía Simón: "El universo está lleno de maravillas esperando ser descubiertas".

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!