Skips y el Sueño Musical



En el corazón del Bosque de los Sueños, vivía un simpático muñeco de nieve llamado Skips. Era conocido por ser el mejor ayudante del parque, siempre cuidando de los visitantes y asegurándose de que todo estuviera en orden. Sin embargo, había algo que Skips guardaba en secreto: ¡soñaba con ser músico! Cada vez que el viento soplaba, hacía bailar las hojas y producía una hermosa melodía. Skips pasaba horas disfrutando de esa música, pero nunca se había atrevido a compartir su pasión.

Una tarde soleada, mientras ayudaba a un grupo de niños a armar un muñeco de nieve, uno de ellos comenzó a cantar. "¡Hasta luego invierno, hola primavera! ¡Juntos cantaremos nuestra canción sincera!"

- exclamó la niña, lo que hizo que todos comenzaran a aplaudir. Eso dejó a Skips pensando en cómo la música unía a las personas.

Decidido a dar un paso hacia su sueño, Skips buscó su viejo tambor en el desván. "Hoy voy a tocarle a los árboles y a las flores", se dijo.

Con su tambor en mano, Skips salió al jardín y empezó a tocar alegremente. Al principio, solo lo escuchaban las aves, que se acercaron curiosas. "¿Quién es ese músico?" - preguntó una gaviota.

"Es Skips, el muñeco de nieve, parece que tiene un talento oculto" - dijo la ardilla mientras movía su cola.

Motivado por la presencia de los animales, Skips siguió tocando. Sin embargo, todavía sentía miedo de que otros lo escucharan. "Y si no les gusta?" - se preguntaba en voz alta.

De repente, un grupo de patitos pasó nadando por un charco cercano. "¡Skips, queremos escucharte!" - gritaron con entusiasmo.

Esto le dio más fuerzas, y decidió que era momento de actuar. "De acuerdo, ¡tocaré en la fiesta del parque el próximo sábado!" - anunció.

Los días siguientes, Skips practicó incansablemente. Aprendió nuevas melodías y encontró su propio estilo. Los otros habitantes del parque comenzaron a notar su dedicación y se sumaron a sus ensayos. La tortuga, que tocaba el harmonio, se unió, y así también el conejo con su pandero, creando una pequeña orquesta.

El día de la fiesta llegó, y todo el bosque estaba expectante. Los árboles tenían las hojas bien ordenadas, como si se prepararan para bailar al son de la música. Pero cuando Skips subió al escenario, su corazón latía con fuerza. Miró a todo su público: los ciervos, las aves, los niños… y sentía que las mariposas lo invadían.

"¡Vamos, Skips!" - le gritó una pequeña ardilla.

Con un profundo respiro, Skips comenzó a tocar. Al principio, sólo un suave tamborileo. Pero luego, poco a poco, se fue llenando de valor, y le dio vida a la melodía.

"¡Esto es increíble!" - gritaban los niños, mientras bailaban. La música comenzó a fluir, y todos en el parque se unieron en un gran baile.

Después de un rato, Skips terminó su actuación con un gran aplauso y sonrisas brillantes. Había dejado atrás sus miedos y se había entregado por completo a su pasión.

"No puedo creerlo, estoy tan feliz. ¡Gracias, amigos!" - exclamó, mientras el viento susurraba suavemente entre las hojas.

"¡Sos un genio musical, Skips!" - le dijo un patito. "¿Cuándo será el próximo concierto?"

Con una gran sonrisa en su rostro, Skips sabía que había encontrado su lugar en el mundo. Todos los días del parque se llenaban de música y alegría, y Skips se había convertido en un verdadero músico. Él había aprendido que a veces, solo hay que atreverse a seguir tus sueños.

Y así fue como el muñeco de nieve descubrió que no hay nada más hermoso que compartir lo que uno ama con los que lo rodean.

Desde ese día, Skips no solo cuidó del parque, sino que también llenó de música cada rincón, haciendo del Bosque de los Sueños un lugar mágico donde la música no solo se escuchaba, ¡se sentía en el corazón de todos!

Fin.

FIN.

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