Sofi y el hada del bosque


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Tabletón, una niña llamada Sofi. Desde muy pequeña, Sofi había estado completamente obsesionada con su tableta. Pasaba horas y horas jugando, viendo videos y chateando con sus amigos virtuales.

Se había vuelto tan adicta a su dispositivo que empezó a descuidar todo lo demás a su alrededor.

Un día, mientras estaba absorta en un juego en línea, Sofi no se dio cuenta de que el sol se estaba poniendo. De repente, levantó la mirada y se dio cuenta de que ya era de noche. Asustada, salió corriendo de su casa para buscar a sus padres, pero se perdió en el bosque oscuro que rodeaba Villa Tabletón.

Sofi caminó sin rumbo durante horas hasta que finalmente llegó a un claro donde vio una extraña luz brillante. Se acercó curiosa y descubrió una hermosa hada sentada en una flor gigante.

"¡Hola querida! ¿Qué te trae por aquí tan tarde?", dijo el hada con voz melodiosa. Sofi le contó lo ocurrido y cómo se había perdido por estar siempre pegada a su tableta. El hada sonrió comprensiva y le extendió la mano.

"Ven conmigo, quiero mostrarte algo maravilloso". Sin dudarlo, Sofi tomó la mano del hada y juntas volaron por encima de los árboles hasta llegar a un prado lleno de flores de colores brillantes y animales juguetones.

"¿Lo ves? Este es el mundo real, lleno de belleza y aventuras esperando ser descubiertas", dijo el hada señalando todo a su alrededor. Sofi quedó maravillada ante tanta belleza natural. "¡Es increíble! Nunca imaginé que existiera algo así fuera de mi pantalla", exclamó emocionada.

El hada le explicó cómo cada criatura tenía su historia especial y cómo cada planta tenía propiedades mágicas. Juntas recorrieron cascadas cristalinas, cuevas secretas y montañas imponentes. Con el paso del tiempo, Sofi aprendió a apreciar las maravillas del mundo real.

Dejó atrás su adicción a la tecnología y comenzó a disfrutar plenamente de cada momento al aire libre junto al hada.

Finalmente, cuando llegó el momento de regresar a casa, Sofi prometió nunca más perderse las maravillas del mundo por estar pegada a una pantalla. A partir de entonces equilibraría su tiempo entre la tecnología y la naturaleza para vivir una vida plena y feliz como nunca antes lo había hecho.

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