Sofía en Tokio



Había una vez una chica llamada Sofía que siempre había soñado con viajar a Tokio. Desde que era pequeña, se había sentido atraída por la cultura japonesa y su estilo de vida.

Un día, decidió tomar el coraje necesario y planear su viaje. Sofía estaba muy emocionada por conocer Tokio y todo lo que este lugar tenía para ofrecerle. Cuando llegó al aeropuerto, notó que todo era muy diferente a lo que estaba acostumbrada en su país.

"¡Guau! ¡Este lugar es increíble!", exclamó Sofía mientras caminaba por el aeropuerto. "Bienvenida a Tokio", dijo un hombre japonés amablemente. Sofía se sorprendió por el hecho de que alguien la saludara tan amablemente sin siquiera conocerla.

Mientras recorría las calles de Tokio, se dio cuenta de lo organizados y limpios que eran los lugares públicos. "Todo está tan limpio aquí", pensó Sofía para sí misma.

Mientras paseaba, vio a un grupo de niños japoneses jugando en un parque cercano. Se acercó a ellos con curiosidad y les preguntó si podía jugar con ellos también. Los niños aceptaron encantados e incluso le enseñaron algunas palabras en japonés.

"Arigatou gozaimasu" (gracias), dijo Sofía en japonés mientras hacían una reverencia juntos. La tarde pasó volando mientras jugaban juntos y compartían historias sobre sus respectivos países. Finalmente, cuando llegó la hora del atardecer, los niños se despidieron de ella con abrazos cálidos y una sonrisa en sus rostros.

"¡Hasta luego, Sofía! ¡Esperamos verte de nuevo pronto!", dijo uno de los niños mientras se alejaban del parque. Sofía se sintió muy feliz después de haber compartido un rato tan agradable con ellos.

Mientras caminaba por las calles iluminadas de Tokio, reflexionó sobre lo mucho que había aprendido durante su viaje y cómo la cultura japonesa valoraba la amabilidad y el respeto hacia los demás. Finalmente, llegó el momento de regresar a casa.

Cuando subió al avión, se dio cuenta de lo mucho que había cambiado desde que llegó a Tokio.

Había aprendido una lección valiosa: no importa cuál sea tu origen o tu cultura, siempre puedes encontrar algo en común con otras personas si estás dispuesto a ser amable y respetuoso. "Arigatou gozaimasu", susurró Sofía antes de cerrar los ojos para dormir durante el vuelo de regreso.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!