Sofía, la futura veterinaria


Sofía era una niña de 12 años que vivía en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. Desde muy pequeña, Sofía mostraba un gran amor por los animales y soñaba con ser veterinaria para poder cuidar de ellos. Tenía una perrita llamada Princesa, a quien quería con todo su corazón. Todos los días, al regresar de la escuela, Sofía se aseguraba de pasear a Princesa, cepillar su pelaje y jugar con ella en el jardín.

Un día, mientras paseaban por el bosque cercano, Princesa comenzó a cojear. Sofía se preocupó mucho y decidió llevarla a la veterinaria del pueblo, la Dra. Martínez. La veterinaria examinó a Princesa y le explicó a Sofía que su perrita había pisado un objeto punzante, lo que le había causado una pequeña herida en la pata. Sofía estaba muy asustada, pero la Dra. Martínez tranquilizó a la niña y le mostró cómo curar adecuadamente la herida. Desde ese día, Sofía visitaba a la veterinaria con frecuencia, interesándose en todo lo que hacía para ayudar a los animales.

Un mes después, un cachorro fue abandonado cerca de la casa de Sofía. La niña lo encontró y, sin dudarlo, lo llevó a casa para cuidarlo. Decidió llamarlo Rocky, y lo llevó a la Dra. Martínez para que lo revisara. La veterinaria le enseñó a Sofía cómo cuidar adecuadamente a un cachorro y le aconsejó sobre la responsabilidad que conlleva tener una mascota.

A medida que pasaba el tiempo, Sofía demostraba cada vez más interés en ayudar a los animales. La Dra. Martínez le permitía asistirla en pequeñas tareas y responder a las preguntas que Sofía tenía sobre cada animal que atendían en la clínica. Sofía se sentía muy feliz y emocionada, sabía que quería ser veterinaria más que nunca.

Pasaron los años, Sofía se esforzó mucho en la escuela y finalmente logró ingresar a la universidad para estudiar medicina veterinaria. Durante sus vacaciones, volvía a su pueblo natal y colaboraba en la clínica de la Dra. Martínez, quien se convirtió en su mentora. Finalmente, Sofía se graduó y regresó a su pueblo como la nueva veterinaria.

Sofía se dedicó a cuidar a todos los animales del pueblo, enseñando a los dueños la importancia de brindarles amor, cuidado y atención. Princesa y Rocky la acompañaban a la clínica todos los días, donde recibían mucho cariño de los vecinos. Sofía se sentía realizada, sabía que estaba cumpliendo su sueño y que su amor por los animales la llevaría a ayudar a muchos más en el futuro.

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