Sofía y el Bosque de los Sueños
Había una vez, en un pueblo rodeado de colinas y arboledas, una niña llamada Sofía. Sofía era muy curiosa y siempre soñaba con aventuras. Su mejor amiga era una muñeca mágica llamada Machulada, a la que le contaba todos sus secretos.
Una tarde, mientras exploraba el jardín de su abuela, Sofía se encontró con un pequeño arcoíris que brillaba entre las flores. Al acercarse, notó que había un camino diminuto que lo seguía. Sofía, emocionada, le dijo a Machulada:
"¡Mirá, Machulada! ¡Un camino de arcoíris! ¡Vamos a seguirlo!"
Machulada sonrió, y juntas se aventuraron por el sendero colorido.
Al final del camino, llegaron a un bosque encantado donde todo parecía brillar. En el centro del bosque, encontraban un grupo de ardillas y un conejo que estaban organizando una fiesta.
"¡Hola! Bienvenidas al Bosque de los Sueños", dijo la ardilla principal, que llevaba un sombrero de fiesta.
"Yo soy Chispa, y estos son mis amigos: Brincón el conejo y Saltarina la ardilla", explicó mientras hacía un gesto a los demás.
Sofía, emocionada, preguntó:
"¿Puedo unirme a la fiesta?"
"¡Claro! Aquí todos son bienvenidos", respondió Brincón, saltando con alegría.
Mientras Sofía y Machulada disfrutaban de la fiesta, se enteraron de que el bosque estaba en peligro.
"Un malvado dragón ha robado nuestra luz brillante y necesita ser detenido antes de que se apague el bosque", explicó Saltarina con preocupación.
"Si no recuperamos la luz, el bosque perderá su magia", agregó Chispa.
Sofía, con su espíritu valiente, decidió ayudar.
"Nosotros los ayudaremos a encontrar la luz", dijo Sofía enérgicamente.
Juntos, los nuevos amigos formaron un equipo. Comenzaron a buscar fuera del bosque y se encontraron con un gran dragón que tenía la luz atrapada en una esfera brillante.
"¡Por favor, dragón! ¡Devuélvenos la luz!"
FIN.