Sofía y el Bosque Mágico


Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado por un hermoso bosque.

Un día, mientras jugaba cerca de su casa, escuchó el canto de unos pájaros y decidió seguirlo hasta adentrarse en el bosque. Sofía se internó cada vez más en la espesura del bosque, fascinada por los sonidos y los colores que la rodeaban.

Pero a medida que avanzaba, se dio cuenta de que ya no reconocía el camino de regreso a casa. El sol comenzaba a ponerse y la oscuridad empezaba a cubrir el cielo. Sofía sintió miedo, pero recordó lo que su abuelito le había enseñado sobre cómo orientarse en el bosque.

Decidió buscar ayuda siguiendo las estrellas. Mirando al cielo nocturno, identificó la Estrella Polar y supo que debía caminar hacia el norte. Mientras seguía su camino hacia el norte, Sofía encontró una pequeña cabaña oculta entre los árboles.

Se acercó con cautela y llamó a la puerta. Para su sorpresa, un simpático búho asomó su cabeza por la ventana. "¡Hola! ¿Puedes ayudarme? Me perdí en el bosque", dijo Sofía con voz temblorosa.

El búho observó detenidamente a Sofía y le respondió amablemente: "No te preocupes, pequeña. Soy Sabio, el guardián del bosque. Te mostraré cómo encontrar tu camino de regreso". Sabio salió volando desde la ventana y guió a Sofía hacia un sendero que la llevaría de vuelta al pueblo.

Mientras caminaban juntos, el búho le enseñó a Sofía sobre las plantas y los animales del bosque, cómo orientarse con los sonidos de la naturaleza y cómo proteger el medio ambiente.

"Recuerda, Sofía, el bosque es nuestro hogar y debemos cuidarlo. Siempre lleva contigo una bolsita para reagarrar basura si ves algo tirado", le dijo Sabio mientras señalaba un pequeño saco en su pata. Sofía asintió con entusiasmo y prometió ser una defensora del bosque.

Después de un rato, llegaron al borde del pueblo. El búho se despidió de Sofía y le deseó buena suerte en sus futuras aventuras. Sofía corrió a abrazar a sus padres, quienes habían estado preocupados por ella.

Les contó sobre su experiencia en el bosque y lo que había aprendido junto a Sabio. A partir de ese día, Sofía se convirtió en una valiente exploradora del bosque.

Cada vez que salía a jugar cerca de él, recordaba todo lo que Sabio le había enseñado: respetar la naturaleza, no perderse y ayudar a mantener limpio el lugar donde vivimos.

Y así fue como Sofía encontró no solo el camino hacia casa aquella noche sino también una pasión por la naturaleza que duraría toda su vida. Desde entonces, cada vez que alguien se perdía en el bosque, era ella quien aparecía para guiarlos hacia un regreso seguro al hogar.

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