Sofía y el cambio de actitud de Doña Esmeralda
Había una vez en un pequeño pueblo, una anciana muy mala llamada Doña Esmeralda. Ella siempre gruñía y se quejaba de todo lo que la rodeaba. Nunca sonreía y siempre trataba mal a todos los vecinos del pueblo.
Un día, llegó al pueblo una niña muy especial llamada Sofía. Era una niña llena de alegría y entusiasmo por aprender cosas nuevas. Lo que más le gustaba era reagarrar objetos reciclables para ayudar al planeta.
Un día, mientras caminaba por el pueblo recolectando materiales reciclables, vio a Doña Esmeralda tirando basura en la calle. Sofía se acercó a ella y le dijo:"Disculpe señora, pero no deberíamos tirar basura en la calle.
Podríamos dañar el medio ambiente. "Doña Esmeralda la miró con desprecio y le respondió: "¿Y qué te importa? No es asunto tuyo. "Sofía no se dejó intimidar por las palabras de Doña Esmeralda y decidió enseñarle algo nuevo.
"Señora, si me permite puedo enseñarle cómo podemos cuidar nuestro planeta juntos". Doña Esmeralda aceptó con cierta reticencia y comenzaron a trabajar juntas recolectando materiales reciclables del pueblo. Poco a poco, Doña Esmeralda empezó a cambiar su actitud hacia Sofia.
Comenzaron a conversar sobre cómo podían ayudarse mutuamente en sus proyectos e incluso comenzaron a hacer manualidades con los materiales reciclados.
Con el tiempo, Doña Esmeralda se dio cuenta de que no tenía que ser mala todo el tiempo y que la amistad con Sofía le había enseñado muchas cosas nuevas. Aprendió a reciclar y a cuidar el medio ambiente. Desde ese día, Doña Esmeralda empezó a sonreír más y trataba mejor a sus vecinos del pueblo.
La pequeña Sofia logró hacerle entender que todos podemos aprender algo nuevo si estamos dispuestos a escuchar.
Y así, gracias al aprendizaje mutuo entre una anciana mala y una niña que recicla, el pueblo se convirtió en un lugar más limpio y feliz para vivir.
FIN.