Sofía y el caracol dorado



Sofía era una niña curiosa y muy traviesa. Siempre quería hacer las cosas a su manera, sin prestar atención a las advertencias de sus padres.

Un día, mientras jugaba en el parque, vio un reluciente caracol dorado y decidió llevárselo a casa. Ignorando las reglas de su mamá sobre traer cosas del parque, guardó el caracol en su mochila y corrió a mostrarlo a su familia.

Al llegar a casa, su mamá se sorprendió al ver el caracol, pero en lugar de regañar a Sofía, le explicó que no se pueden llevar objetos del parque. Sofía no podía entender por qué su mamá le ponía límites si el caracol era tan bonito. -Mamá, solo quería compartir algo lindo con ustedes.

- lo siento, Sofía. Entiendo que lo hiciste con buenas intenciones, pero es importante respetar las reglas para cuidar y preservar el parque y su naturaleza.

Sofía se sintió triste y confundida, pero luego su papá le recordó que aunque a veces los límites duelen, son una muestra de amor y preocupación. Más tarde, junto a su familia, Sofía regresó al parque para devolver el caracol a su hogar.

Mientras lo observaban deslizarse entre las hojas, Sofía comprendió que sus padres le ponían límites porque la amaban y querían enseñarle a hacer lo correcto.

A partir de ese día, Sofía aprendió a valorar los límites como una muestra de amor y respeto, y a buscar maneras creativas de compartir su alegría con su familia.

FIN.

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