Sofía y el Club de la Protección


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era muy curiosa y siempre estaba explorando el mundo que la rodeaba.

Sus padres siempre le decían: "Sofía, evita ir con extraños y cuídate". Pero a veces, su curiosidad era más fuerte que sus advertencias. Un día soleado, mientras jugaba en el parque, Sofía vio a un hombre amable sentado en un banco.

El hombre tenía una sonrisa cálida y parecía necesitar ayuda para encontrar su perro perdido. Él se acercó a Sofía y le dijo: "Hola, pequeña. ¿Podrías ayudarme a buscar mi perrito? Se llama Max".

Sofía sabía que no debía hablar con extraños, pero este hombre parecía tan amigable y necesitado de ayuda que decidió hacer una excepción. Ella pensó para sí misma: "Solo por esta vez estaré bien". —"Claro" , respondió Sofía con entusiasmo.

El hombre le dio instrucciones sobre dónde había visto por última vez al perro y juntos comenzaron la búsqueda. Caminaron por calles desconocidas hasta llegar a un callejón oscuro. "Creo que Max podría estar aquí", dijo el hombre señalando hacia el callejón.

Sofia empezó a sentirse incómoda ante la situación e instintivamente recordó las palabras de sus padres: "Evita ir con extraños y cuídate". Decidió confiar en su instinto de protección. "Lo siento mucho señor, pero creo que deberíamos regresar al parque", dijo Sofia con voz temblorosa.

El hombre miró a Sofía con una sonrisa siniestra y antes de que pudiera reaccionar, ella salió corriendo lo más rápido que pudo. Corrió hasta llegar al parque donde se encontró con su amiga Valentina.

"¡Sofía! ¿Qué te pasó? Pareces asustada", exclamó Valentina preocupada. Sofía le contó todo lo que había sucedido en el parque y cómo decidió confiar en su instinto para mantenerse segura. Ambas niñas sabían la importancia de evitar ir con extraños y cuidarse mutuamente.

Desde ese día, Sofía entendió que aunque algunas personas parecieran amables, era importante recordar las enseñanzas de sus padres sobre la seguridad personal.

Ella compartió esta historia con todos sus amigos en Villa Esperanza, para ayudarles a entender la importancia de evitar ir con extraños y cuidarse unos a otros. A partir de ese momento, los niños del pueblo estaban más conscientes de los peligros potenciales y aprendieron a confiar en su intuición cuando algo no se sentía bien.

Juntos crearon un grupo llamado "Los Guardianes de Villa Esperanza" cuya misión era protegerse unos a otros y promover la seguridad en el pueblo.

Y así fue como Sofía aprendió una valiosa lección: evitando ir con extraños y cuidándose uno mismo puede marcar la diferencia entre estar seguro o enfrentar situaciones peligrosas.

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