Sofía y el Dentista Valiente
Había una vez, en un pequeño barrio de Buenos Aires, una nena de 5 años llamada Sofía. Sofía adoraba el helado y las golosinas, pero había un problema: tenía unos pequeños amigos llamados caries que le daban mucho miedo, especialmente cuando su mamá le decía que tenía que ir al dentista.
Una mañana soleada, Sofía se despertó y notó que le dolía un diente. "¿Mamá, me duele el diente!"- gritó mientras se frotaba los ojos.
Su mamá, que estaba en la cocina haciendo el desayuno, vino rápido. "Ay, Sofi. Creo que es hora de que visitemos al dentista. No te preocupes, es una persona amable que te ayudará a sentirte mejor"- dijo su mamá con una sonrisa.
Sofía miró hacia el suelo y se cruzó de brazos. "Pero mamá, tengo miedo del dentista. ¿Y si me hace doler más?"-
La mamá se agachó para estar a su altura. "Escuchame, mi amor. Es normal tener miedo, pero el dentista tiene todo lo que necesita para ayudarte. Además, te prometo que estaré a tu lado todo el tiempo"- le aseguró acariciando su cabello.
A pesar de los consuelos de su mamá, Sofía temía lo que podía pasar. "¿Y si me pone una máquina rara en la boca?"- preguntó.
"No te preocupes, no te pondrá nada raro. Además, ¡tal vez tenga un premio para vos después de que termine!"- sugirió su mamá, intentando animarla.
Finalmente, Sofía se puso su vestido favorito, tomó la mano de su mamá y salieron hacia la consulta del dentista. En el camino, Sofía comenzó imagina su visita al dentista como una gran aventura. "¿Y si el dentista es un pirata?"- propuso entusiasmada.
"Podrías ser la capitana de un barco buscando tesoros, y el dentista sería el intrépido pirata que cuida los dientes de todos"- dijo su mamá riendo.
Cuando llegaron al consultorio, Sofía se sintió un poco mejor al ver el juego en la sala de espera. Había una casita de madera, un montón de colores, y hasta un gran pez de juguete en el fondo. Sin embargo, los nervios volvían cada vez que pensaba en lo que sucedería después.
"Hola, Sofía. Soy el Dr. Luis, el dentista. ¿Estás lista para tu aventura?"- saludó el dentista con una gran sonrisa al recibirlas.
Sofía lo miró con curiosidad. "¿Eres un pirata?"- preguntó sorprendida.
El Dr. Luis se rió y le dijo: "No exactamente, pero hoy puedo ser tu capitán. Vamos a cuidar tu barco, es decir, tus dientes. ¿Te parece?"-
Con un poco de valentía, Sofía asintió. Entraron al consultorio y, de a poco, comenzó a notar que no era tan aterrador como ella pensaba. El sillón era como una nave espacial, y el Dr. Luis le mostró unas herramientas interesantes. "Mira, esta es una luz que parece un faro. Me ayudará a ver mejor tus dientes"- le explicó.
Mientras el Dr. Luis trabajaba, comenzó a contarle historias de los dientes. "Cada diente tiene una historia. Algunos son muy aventureros, porque siempre están comiendo cosas ricas, pero hay que cuidar que no se vuelvan caries"- dijo, mientras llevaba el limpiador.
Sofía decidió imaginar que sus dientes eran como pequeños guerreros que necesitaban protección. "¿Y cómo los puedo proteger?"- preguntó curiosa.
"Con una buena cepillada cada día y no comiendo demasiados dulces. Pero también es importante venir al dentista para chequear que todo esté en orden. Así tus guerreros siempre estarán listos para la aventura"- le aclaró el Dr. Luis mientras terminaba con su trabajo.
Pasaron pocos minutos y, para sorpresa de Sofía, ya estaba todo listo. "Listo, Sofía. Ya hemos terminado. Tus dientes son unos guerreros muy valientes"- dijo el dentista al darle un cepillo de dientes nuevo como premio.
Sofía sonrió feliz, "¡Gracias, Capitán Dr. Luis!"- exclamó contenta.
Al salir, su mamá la miró orgullosa. "¿Ves? No era tan malo, ¿verdad?"- dijo mientras Sofía mostraba su cepillo como si fuera un trofeo.
Desde ese día, Sofía nunca volvió a tener miedo del dentista. Aprendió que cuidarse era parte de ser valiente y que siempre podía contar con su capitán en sus aventuras.
Y así, Sofía y su sonrisa se volvieron completamente fuertes y felices, listos para enfrentar el mundo, ¡una carie menos a la vez!
FIN.