Sofía y el dragón del bosque encantado



Había una vez en un bosque encantado, una niña llamada Sofía. Sofía era valiente y curiosa, pero un día se adentró demasiado en el bosque y se perdió entre los árboles altos y misteriosos.

Sofía caminaba sin rumbo, tratando de encontrar su camino de regreso a casa, cuando de repente escuchó un ruido fuerte detrás de ella.

Se dio la vuelta asustada y vio a un enorme dragón con escamas brillantes y ojos amables que la observaba con curiosidad. "¡Hola! ¿Estás perdida?", preguntó el dragón con voz profunda pero amigable. Sofía estaba sorprendida al ver al dragón hablar, pero asintió tímidamente.

El dragón le ofreció su ayuda para salir del bosque encantado y juntos comenzaron su aventura. Caminaron por senderos estrechos, cruzaron puentes sobre ríos cristalinos y desafiaron criaturas mágicas que intentaban detenerlos. En cada desafío, el dragón protegía a Sofía con sus enormes alas y fuerza imponente.

"¡Gracias por ayudarme! Eres el mejor amigo que podría haber encontrado en este bosque", dijo Sofía emocionada mientras seguían avanzando. El dragón sonrió con cariño y continuaron su travesía enfrentando cada reto con valentía y determinación.

Finalmente, llegaron al borde del bosque encantado donde la luz del sol brillaba cálidamente. "¡Lo logramos!", exclamó Sofía abrazando al dragón con alegría. El dragón asintió satisfecho sabiendo que había cumplido su misión de guiar a Sofía de regreso a casa sana y salva.

Con un último abrazo, se despidieron prometiéndose ser amigos para siempre.

Desde ese día, Sofía visitaba al dragón regularmente para jugar juntos en el bosque encantado, recordando siempre la increíble aventura que vivieron juntos y la valiosa amistad que habían forjado en medio de los desafíos superados. Y así, el vínculo entre la niña valiente y el bondadoso dragón perduró a lo largo del tiempo como un ejemplo de cómo la amistad verdadera puede surgir incluso en los lugares más inesperados.

FIN.

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