Sofía y el equipo de fútbol


Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en una casa muy especial.

Desde su ventana podía ver a su familia, compuesta por sus padres, su hermanito Tomás y su abuelita Matilde, quienes siempre estaban dispuestos a acompañarla en sus aventuras. Un día, mientras observaba el movimiento en la calle desde su ventana, Sofía se dio cuenta de que algo estaba cambiando. Un nuevo colegio se estaba construyendo justo al lado de su casa.

Estaba emocionada por la idea de tener un colegio tan cerca y poder hacer nuevos amigos. "¡Mamá, papá! ¡Vengan a ver lo que están construyendo al lado!", exclamó Sofía emocionada.

Sus padres se acercaron a la ventana y también quedaron sorprendidos al ver el nuevo colegio. Decidieron ir a conocerlo mejor y llevaron a toda la familia con ellos.

Al llegar al colegio, fueron recibidos por la directora, quien les mostró todas las instalaciones y les explicó cómo sería la vida escolar allí. Sofía estaba encantada con todo lo que veía y no podía esperar para empezar las clases. Los días pasaron rápido y llegó el momento del primer día de clases de Sofía en su nuevo colegio.

Estaba un poco nerviosa por conocer a sus compañeros, pero apenas entró al salón se encontró con Martina, una niña muy simpática que se convirtió en su amiga al instante. "Hola, soy Martina.

¿Quieres sentarte conmigo?", dijo Martina con una sonrisa. Sofía asintió emocionada y juntas pasaron un día lleno de risas y aprendizaje.

Al volver a casa le contó a su familia todo lo que había vivido en el colegio y cómo había hecho una nueva amiga. Con el paso de los días, Sofía fue adaptándose cada vez más a su nueva escuela y disfrutando de todas las actividades que realizaban junto a sus compañeros.

Se sentía feliz de haber tomado la decisión de explorar algo nuevo desde su ventana. Un día, durante el recreo, Martina le propuso a Sofía formar parte del equipo de fútbol del colegio.

Aunque nunca antes lo había practicado, Sofía aceptó el desafío con entusiasmo y se esforzó por aprender todo lo necesario para ser parte del equipo. "¡Vamos Sofi! ¡Tú puedes hacerlo!", animaban sus compañeros desde la cancha mientras jugaban un partido importante contra otro equipo escolar.

Sofía sintió mariposas en el estómago mientras corría detrás del balón, pero recordando todo lo aprendido logró darle un pase perfecto a Martina quien anotó el gol ganador para su equipo. Fue un momento mágico que quedó grabado en la memoria de todos los presentes.

Desde entonces, Sofía siguió participando activamente en todas las actividades escolares junto a Martina y sus nuevos amigos. Descubrió que salir de su zona de confort y probar cosas nuevas podían traerle experiencias increíbles e inolvidables.

Y así fue como aquella niña curiosa que observaba desde su ventana descubrió un mundo lleno de oportunidades esperándola más allá de los cristales: un mundo donde la familia era su apoyo incondicional y la escuela se convertiría en su segunda casa llena de aprendizaje y amistad.

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