Sofía y el guardián del bosque



Había una vez en un hermoso campo verde, una niña llamada Sofía que vivía en una pequeña casita rodeada de árboles frondosos y animales juguetones.

Sofía era una niña curiosa y aventurera a la que le encantaba explorar el bosque todos los días. Un día, mientras caminaba por el bosque, Sofía se encontró con un conejito asustado que había perdido a su familia.

La niña, con su corazón lleno de bondad, decidió ayudarlo a encontrar a sus seres queridos. Juntos recorrieron el bosque, preguntando a cada animal que encontraban si habían visto a la familia del conejito. Finalmente, después de un largo camino, llegaron a un claro donde estaban todos los conejitos reunidos.

El pequeño conejo corrió hacia su familia y todos se abrazaron emocionados. La mamá coneja le dio las gracias a Sofía por haber cuidado de su hijo y le regaló una hermosa flor del bosque como muestra de gratitud.

Sofía continuó explorando el bosque y conociendo a nuevos amigos animales: pájaros cantores, ardillas traviesas y mariposas coloridas. Cada uno de ellos le enseñaba algo nuevo sobre la naturaleza y la importancia de cuidar el medio ambiente.

Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, Sofía vio cómo un árbol grande estaba siendo talado por unos madereros sin escrúpulos. Alarmada por lo que veía, corrió hacia ellos y les pidió detenerse.

Los madereros se rieron de ella al principio, pero al ver la determinación en los ojos de la niña decidieron escucharla. Sofía les explicó lo importante que eran los árboles para el equilibrio del ecosistema y les mostró cómo podían obtener madera sin dañar los bosques.

Los madereros se sintieron avergonzados por sus acciones y decidieron seguir el consejo de la valiente niña. Desde ese día en adelante, Sofía se convirtió en defensora del medio ambiente en su comunidad.

Organizaba jornadas de limpieza en el campo, plantaba árboles nuevos y enseñaba a otros niños la importancia de respetar la naturaleza. La casita en el campo se convirtió en un refugio para animales heridos o perdidos, donde recibían amor y cuidados hasta poder volver a su hábitat natural.

Y así, entre risas y canciones junto a sus amigos animals emplumados o escamosos; Sofía vivió muchas aventuras más aprendiendo siempre algo nuevo sobre el mundo que la rodeaba.

Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡pero nunca olvides cuidar nuestro planeta como lo hizo nuestra amiga Sofía!

FIN.

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