Sofía y el Libro Mágico de Alexander



Una mañana soleada, Sofía decidió ir a la playa. El mar brillaba como un diamante, y las olas danzaban al ritmo del viento. Con su traje de baño colorido y su toalla a cuestas, Sofía estaba lista para disfrutar de un día lleno de diversión. Pero antes, pasó por la biblioteca del barrio, donde encontró un libro con un diseño misterioso en su tapa.

"¿Qué libro es este?", se preguntó Sofía, acariciando la portada.

Al abrirlo, escuchó una voz suave y melodiosa.

"Hola, Sofía. Soy Alexander, el libro mágico. Si me lees, te llevaré a un mundo de aventuras."

Sofía se quedó sorprendida, pero su curiosidad pudo más.

"¡Claro, Alexander! ¿A dónde vamos?", exclamó con emoción.

"A un océano encantado donde la música nunca se detiene. Te enseñaré a bailar con las olas y a jugar con los peces. ¡Prepárate!"

En un segundo, Sofía se encontró en medio de un océano lleno de colores vibrantes. Los peces saltaban y nadaban a su alrededor, brillando bajo la luz del sol.

"¡Esto es increíble!" gritó Sofía, mientras saltaba de alegría.

Se escuchó un suave murmullo, y a su lado apareció una sirena llamada Melodía.

"¡Hola! Soy Melodía. He estado esperando que llegues. Vamos a enseñar a los demás a bailar y disfrutar del agua juntos. ¿Te gustaría?"

"Sí, por favor!", respondió Sofía, emocionada.

Juntas, comenzaron a organizar una gran fiesta bajo el agua. Todos los habitantes del océano se reunieron. Peces, delfines y gaviotas fueron parte de aquel magnífico encuentro. Sofía y Melodía comenzaron a mostrarles movimientos de baile inspirados en las olas y las corrientes del mar.

Pero de repente, un gran pez globo, llamado Puf, se acercó nervioso.

"¡Ayuda! Las corrientes me arrastran y no sé nadar bien. ¡No puedo bailar!"

"No te preocupes, Puf. ¡Te ayudaremos!", dijo Sofía. Ella recordó que había aprendido a nadar en clases y decidió enseñarle.

Con paciencia, Sofía le mostró cómo mover sus aletas y flotar con la corriente. Todos los peces se unieron para ayudar a Puf, pero mientras lo hacían, se dieron cuenta de que la fiesta estaba perdiendo energía. Las olas comenzaban a calmarse, y Melodía se puso triste.

"¡Necesitamos más música!", exclamó.

"Yo puedo ayudar!", dijo Sofía.

Se armó de valor y empezó a cantar. Su voz resonó por todo el océano, llenando cada rincón con melodía. Pronto, los otros se unieron a ella, creando un coro que hizo vibrar las aguas. La fiesta comenzó de nuevo, y todos se llenaron de energía, incluso Puf, quien ahora nadaba felizmente junto a sus amigos.

De pronto, Alexander, en las manos de Sofía, iluminó con un resplandor dorado.

"Sofía, has aprendido algo muy valioso: cuando trabajamos juntos, superamos cualquier obstáculo. ¡Y la música nos une a todos!"

"Sí, Alexander! ¡Juntos hacemos magia!" dijo Sofía, mientras el océano resonaba con risas y música.

Finalmente, llegó el momento de despedirse.

"Siempre los llevaré en mi corazón", prometió Sofía.

"Siempre serás bienvenida en nuestro océano encantado", contestó Melodía.

Sofía se despidió de todos y, al abrir de nuevo el libro, regresó a casa. Desde ese día, nunca dejó de bailar y de apreciar la belleza de trabajar en equipo.

Y cada vez que miraba al mar, sonreía recordando su mágico encuentro con Alexander, el libro, y sus maravillosos amigos del océano.

FIN.

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