Sofía y el mar limpio



Sofía era una niña curiosa y alegre que vivía cerca del mar.

Cada vez que iba a la playa, su corazón se llenaba de emoción al escuchar las olas rompiendo en la orilla y sentir la brisa marina en su rostro. Sin embargo, un día, mientras caminaba por la costa, algo llamó su atención y cambió su estado de ánimo.

- ¡Mamá, papá! ¡Miren todo este plástico que hay en el mar! -exclamó Sofía con preocupación mientras señalaba hacia el agua. Sus padres se acercaron y vieron con tristeza la cantidad de desechos flotando en el océano. Botellas, bolsas, envases... parecía un basurero a cielo abierto. - Esto es terrible, Sofi.

El plástico está dañando gravemente nuestro hermoso mar -dijo su mamá con voz preocupada. Sofía sintió un nudo en la garganta al ver cómo la contaminación afectaba el lugar que tanto amaba.

Decidida a hacer algo al respecto, se puso manos a la obra. Con guantes y una bolsa grande, comenzó a reagarrar los desechos plásticos que encontraba en la playa. Cada botella o envoltorio recolectado le recordaba lo importante que era cuidar el medio ambiente.

- Sofi, ¿qué estás haciendo? -preguntó un niño curioso que pasaba por allí. - Estoy limpiando la playa para proteger a los animales marinos y conservar nuestro océano limpio -respondió Sofía con determinación. El niño se unió a ella y juntos continuaron reagarrando basura.

Pronto, otros niños se sumaron a la tarea y formaron un equipo dedicado a mantener limpia la playa. Días después de arduo trabajo, la playa lucía impecable gracias al esfuerzo de Sofía y sus amigos.

Pero ella sabía que no podían detenerse ahí. Habló con sus padres sobre reducir el uso de plástico en casa y difundir información sobre reciclaje entre sus vecinos.

- Sofi, estoy muy orgullosa de ti por ser tan consciente del impacto negativo del plástico en nuestro entorno -le dijo su mamá con cariño. Sofía sonrió sabiendo que cada pequeña acción cuenta para crear un cambio positivo en el mundo.

A partir de ese día, se comprometió a seguir protegiendo el mar y promover prácticas sostenibles dondequiera que fuera. Y así, entre risas y juegos bajo el sol radiante, Sofía aprendió una valiosa lección: cuando nos preocupamos por nuestro planeta y actuamos juntos para preservarlo, podemos lograr grandes cosas.

Y eso era algo digno de celebrar en cada oleaje del mar que tanto amaba.

FIN.

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